Para el director de Materiales Educativos de la SEP, Marx Arriaga, la austeridad es el camino hacia el ideal del llamado “humanismo mexicano”. Durante un evento el 23 de agosto de 2025, expresó que el verdadero progreso no radica en acumular bienes, sino en cancelar las injusticias sociales.

Sus palabras, sin embargo, contrastan con los bienes que reportó en su declaración patrimonial de este año, lo que ha generado debate público.

Los autos de Marx Arriaga

Aunque ha defendido una vida austera, el funcionario declaró ser propietario de varios vehículos con gran carga simbólica. Entre ellos destaca un Ford Mustang 1997, adquirido en 25 mil pesos —cuando en promedio están encima de los 90 mil pesos—, y un Chevrolet Bel Air 1953, comprado en 2021 por apenas 60 pesos —un auto clásico valuado en más de medio millón de pesos—, según su declaración.

Además, reportó la posesión de una Pontiac Aztek con valor de 35 mil pesos y una motocicleta modelo 2004, adquirida en 2019 por 14 mil pesos. Estos vehículos, además de su utilidad práctica, le han servido —según él mismo— como un vínculo nostálgico con diferentes etapas de la historia y la cultura.

Patrimonio declarado por Marx Arriaga

En su más reciente declaración, Arriaga señaló ser propietario de una casa con un valor de 1 millón 355 mil pesos. Todo esto, respaldado por un ingreso neto anual de 1 millón 643 mil 881 pesos, lo que equivale a 136 mil 990 pesos mensuales.

El dato que más ha llamado la atención es que, con ese salario, el responsable de coordinar los libros de texto de la SEP percibe más que la propia presidenta de México, Claudia Sheinbaum, quien ha declarado un sueldo neto mensual de 133 mil pesos como titular del Ejecutivo.

El contraste entre discurso y realidad

Mientras Arriaga sostiene que el progreso no debe medirse por bienes materiales y que las élites deberían “bajarse de sus coches y salir de sus clústers”, sus declaraciones patrimoniales muestran un panorama diferente.

Este contraste entre lo que predica y lo que posee ha abierto un debate sobre la congruencia de los funcionarios que defienden la austeridad mientras disfrutan de comodidades propias del estilo de vida que critican.