A pesar de haber dejado la presidencia hace casi un año, el cadáver político de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) continúa pesando sobre el país. La reciente revelación de una red de contrabando de combustible que involucra a elementos de la Marina, exfuncionarios de aduanas y empresarios evidencia cómo las irregularidades se gestaron durante su gobierno y permanecieron ocultas sin consecuencias.
Este caso de corrupción no es un hecho aislado, sino una muestra más de la herencia maldita de López Obrador: un conjunto de errores y omisiones que siguen costando caro a la sociedad mexicana.
¿El veneno de la 4T ha permeado a las Fuerzas Armadas?
Uno de los puntos más señalados del sexenio de López Obrador fue la decisión de otorgar a las Fuerzas Armadas el control de puertos, aduanas, aeropuertos y diversas obras estratégicas. Lo que se presentó como un modelo de eficiencia terminó acercando a la institución más confiable para la ciudadanía a espacios donde la corrupción tiene terreno fértil.
La aparición de militares vinculados a una red de contrabando de combustible abre la puerta a cuestionamientos sobre hasta qué punto las políticas del sexenio pasado contribuyeron a debilitar la credibilidad de las instituciones.
Empresas bajo la lupa: red de contrabando de combustibles en México
Para muchos, este es uno de los legados más graves: un ejército expuesto a intereses económicos y políticos que comprometen su independencia.
AMLO solo dejó proyectos inconclusos y crisis acumuladas
El sexenio de López Obrador también dejó pendientes visibles en sectores clave. El sistema de salud enfrenta la falta de medicamentos y vacunas, lo que golpea a la población más vulnerable.
En infraestructura, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles no logra despegar como se esperaba y la refinería de Dos Bocas aún opera con limitaciones a pesar de su elevado costo.
Por otra parte, el Tren Maya, una de las obras emblema de su administración, ha sido duramente cuestionado por el daño ambiental que provocó en la selva del sureste mexicano.
A esto se suma un escenario de violencia histórica, con cifras de homicidios y desapariciones que mantienen a México entre los países más inseguros de la región.
Un legado de carencias que no se extingue
El discurso oficial del sexenio pasado insistía en que “no eran iguales a los de antes”, pero los resultados muestran que la corrupción, la violencia y los proyectos fallidos continúan afectando al país.
Cada día aparecen nuevos indicios de que se trató de uno de los sexenios más desgastantes y problemáticos de la historia reciente de México.