El acuerdo de seguridad entre México y Estados Unidos se perfila como uno de los documentos más relevantes de la relación bilateral en este 2025. Este pacto no solo busca reforzar la colaboración contra el crimen organizado, sino que también garantiza el respeto a la soberanía e integridad del territorio mexicano.

La propuesta final contempla que México tenga voz y voto en cada fase del plan, asegurando que cualquier acción conjunta se realice bajo transparencia y con respeto total a las leyes nacionales.

La desconfianza, el mayor reto en el acuerdo

Pese al avance en las negociaciones, el mayor obstáculo sigue siendo la desconfianza de Estados Unidos hacia México, especialmente en lo relacionado con el intercambio de información sensible. Washington ha insistido en que toda la comunicación deberá manejarse exclusivamente por canales mexicanos previamente investigados por autoridades estadounidenses.

Además, cualquier operación conjunta —ya sea entre fuerzas militares o cuerpos policiales de ambos países— solo podrá ejecutarse si las unidades mexicanas involucradas han pasado una investigación exhaustiva, garantizando que sus miembros no tengan vínculos con cárteles o grupos del crimen organizado.

Condiciones para la cooperación entre México y Estados Unidos

La parte estadounidense ha subrayado que uno de los ejes centrales del acuerdo será la transparencia absoluta en la participación de todos los elementos operativos. De lo que se trata de hacer con todo esto es garantizar que habrá una transparencia completa, que habrá total y completa claridad, en cuanto a los miembros que están participando en todo esto.

Estas medidas, aunque vistas por algunos como una señal de desconfianza, son presentadas por ambas naciones como un paso necesario para fortalecer la eficacia de las acciones de seguridad compartidas.

Un documento casi listo

El acuerdo está prácticamente concluido y se espera que sea presentado públicamente en breve. Los puntos clave solicitados por Estados Unidos han sido incorporados, lo que representa, en sus palabras, “una ganancia mutua” para ambas naciones.

Este entendimiento llega en un contexto internacional marcado por un endurecimiento de la política migratoria y de seguridad en Estados Unidos bajo la presidencia de Donald Trump, lo que añade un matiz político importante a las negociaciones.

El éxito del acuerdo de seguridad México–Estados Unidos dependerá de su aplicación efectiva y del nivel de confianza que se logre construir en el terreno operativo. Para México, el reto será mantener su autonomía y soberanía en cada acción; para Estados Unidos, garantizar que sus condiciones de seguridad se cumplan sin fisuras.