De la esperanza al abandono: el refugio que salvaba vidas de mujeres ya no existe en Veracruz
Una casa refugio en Orizaba salvó a mujeres víctimas de trata y violencia, pero hoy está cerrada por falta de apoyo federal. La violencia no espera.
Lo que fue un búnker de esperanza para mujeres víctimas de trata y violencia en Orizaba, Veracruz, hoy es apenas un recuerdo doloroso. La casa refugio del Colectivo Feminista Cihuatlahtolli A.C., que alguna vez sirvió para proteger a decenas de mujeres, quien escapó de una red de explotación en Puebla, cerró sus puertas tras la eliminación del presupuesto federal que lo sostenía.
“Aproveché y me escapé”
Una víctima de trata, relata entre lágrimas cómo fue explotada sexualmente en Puebla. Vivió encerrada, sin comida, sin contacto con el exterior. Un día, logró escapar. Su salvación fue aquella casa de apoyo en Orizaba: “...fui prostituida, sufrí abusos... cuando me dejaron sola, me escapé…”
Ese lugar, mantenido por una organización de la sociedad civil, ofrecía más que un techo: apoyo psicológico, asesoría legal, alimentación, seguridad y un nuevo comienzo.
Pero desde el inicio del actual gobierno federal, la historia cambió.
El recorte de AMLO que cambió todo
María de la Cruz Jaimes, directora del Colectivo Cihuatlahtolli, denunció que con la llegada del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, el programa PAIMEF (Programa de Apoyo a las Instancias de Mujeres en las Entidades Federativas) fue eliminado. Con él, se fueron también los recursos que mantenían en pie los refugios no gubernamentales. “Nos mandaron un oficio diciendo que ya no nos podían apoyar más... simplemente nos dejaron sin nada”, lamentó.
Dinero hay… pero no llega
Aunque en el Presupuesto de Egresos 2025 se asignaron más de 800 millones de pesos para programas destinados a la atención de mujeres víctimas de violencia, la falta de claridad, la burocracia y la incertidumbre operativa han dejado a muchas organizaciones sin poder acceder a estos recursos.
Desde la Subsecretaría del Derecho a una Vida Libre de Violencias, ahora parte de la recién creada Secretaría de las Mujeres, no hay respuesta efectiva para quienes necesitan actuar con urgencia.
Mientras las autoridades cambian nombres y estructuras institucionales, la violencia no espera. Las casas refugio, especialmente las de la sociedad civil, eran una tabla de salvación. Hoy, quedan mujeres sin protección, sin atención médica y sin justicia.
“No sé por qué pusieron a Citlali Hernández al frente de esto, no tiene trayectoria real en el feminismo”, cuestionó Jaimes. Las víctimas —como siempre— son quienes pagan las consecuencias.