México, 5 Ago.- Además de inflamación de hígado y vesícula y cálculos biliares, los niños y adolescentes podrían convertirse en pacientes diabéticos y obesos si no modifican su alimentación basada en alimentos procesados, advirtió el especialista Mario Enrique Tapia.
El académico la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza señaló que la atención a esos pacientes es cada vez más frecuente, ante el alto consumo de alimentos ricos en grasa y azúcares que afecta todos los sistemas del organismo.
Esos casos, así como el de adolescentes a los que se les extrae la vesícula, son un “foco rojo” para los padres, médicos y sociedad en general; jóvenes con esa cirugía “nos indican que empiezan a tener trastornos en el metabolismo de grasas, y si no modifican su alimentación, reducirán sus años de vida saludable”.
El consumo de alimentos con alto contenido de carbohidratos y grasas genera un estrés importante en la función del hígado. “La vesícula se encarga de secretar bilis, un producto que metaboliza el hígado y cuya tarea es disolver las grasas para que sean digeridas más fácilmente por el tubo digestivo”, explicó en un comunicado de la UNAM.
Aunque refirió que existe un subregistro de estos padecimientos en ese grupo de la población, es más común de lo que se cree porque las familias mexicanas han modificado sus hábitos y hay un fácil acceso a los alimentos procesados.
Sobre el tema, Elvira Sandoval, del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina, indicó que entre 10 y 30 por ciento de la población mundial desarrolla litiasis vesicular o piedras en la vesícula.
En América Latina la prevalencia es de entre cinco y 15 por ciento. La experta, quien trabaja en líneas de investigación relacionadas con la alimentación y las enfermedades crónicas, detalló que la litiasis se genera por procesos crónicos, es decir, de años.
El consumo de alimentos altos en grasas y azúcares afecta demás del aparato digestivo a los demás sistemas del cuerpo humano. El estilo de vida inadecuado es detonante de estos padecimientos, subrayó.
En el caso de niños y adolescentes, recalcó, lo alarmante es que “están en etapa de crecimiento y es mayor su riesgo a desarrollar obesidad y diabetes”.