La enfermedad de Chagas es la tercera infección parasitaria más común en el mundo y está causada por el parásito Trypanosoma cruzi. Se transmite principalmente a través de la picadura de un insecto conocido como vinchuca o chinche besucona. Conoce las recomendaciones de especialistas.

Conoce los síntomas, formas de prevención y medidas de protección resulta clave para reducir el impacto de esta enfermedad silenciosa que afecta a millones.

Este tipo de insectos se esconden en techos de palma, paredes de adobe o viviendas con grietas. También puede propagarse por transfusiones de sangre, trasplantes de órganos o de madre a hijo durante el embarazo.

Síntomas de la enfermedad de Chagas

Uno de los mayores riesgos del Chagas es que puede pasar desapercibido durante años. Entre los síntomas iniciales se encuentran:

  • Fiebre, fatiga y malestar general.
  • Inflamación en el sitio de la picadura.
  • Inflamación de párpados (signo de Romaña).

El contagio ocurre cuando la vinchuca succiona sangre de la cara de la persona y, al mismo tiempo, defeca sobre la piel.

Si la persona se rasca la zona irritada, frota accidentalmente las heces del insecto, las cuales contienen el parásito, lo que permite que la infección llegue al torrente sanguíneo a través de una herida abierta, aunque sea mínima, o incluso por los ojos al tallarse.

¿Qué es la enfermedad de chagas y cuáles son sus síntomas?

En etapas avanzadas, la enfermedad puede ocasionar problemas cardíacos graves e insuficiencia cardíaca, lo que la convierte en una amenaza silenciosa para la salud.

Recomendaciones clave de la enfermedad de Chagas

De acuerdo con la Secretaría de Salud de México, algunas de las medidas preventivas pueden ser: el empleo de mosquiteros y buenas prácticas higiénicas en la preparación, el transporte, almacenamiento y consumo de alimentos reducen el riesgo de enfermedad de Chagas.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece diversas medidas para su control, entre las que destacan:

  • Realización de estudios entomológicos para tener conocimiento sobre la distribución del vector y el riesgo de infección para la población.
  • Rociado de las casas y sus alrededores con insecticidas de acción residual.
  • Mejora de las viviendas y limpieza para prevenir la infestación por el vector.
  • Medidas preventivas personales, como el empleo de mosquiteros; buenas prácticas higiénicas en la preparación, transporte, almacenamiento y consumo de alimentos.
  • Acciones de información, educación y comunicación contextualizadas para diferentes actores y escenarios sobre medidas preventivas e instrumentos de vigilancia.
  • Pruebas de tamiz de la sangre donada.
  • Pruebas de tamiz en órganos, tejidos o células donados y en los receptores.
  • Acceso a diagnóstico y tratamiento oportuno para las personas que requieren tratamiento antiparasitario, especialmente durante la infancia y en las mujeres en edad fértil antes del embarazo.
  • Pruebas a hijas e hijos de madres infectadas sin tratamiento antiparasitario antes del embarazo.