Así fue último domingo del Papa Francisco: Una despedida entre bendiciones

Bendijo niños, saludó a los fieles y pronunció la Urbi et Orbi. Así se despidió el Papa Francisco en el que fue su último domingo antes de morir.

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Por: Jennifer García

Con información de: Marco Morales Ferrero

El mundo entero recuerda con asombro y emoción el que sería el último domingo del Papa Francisco, una jornada que, sin saberlo, quedaría grabada como su despedida pública definitiva. El Domingo de Resurrección, celebrado el 20 de abril, permitió a miles de fieles verlo recorrer por última vez la Plaza de San Pedro a bordo del papamóvil, compartir su bendición, y dar testimonio de fe antes de su muerte unas horas después.

El Papa Francisco reapareció tras larga ausencia médica

A pesar de los meses marcados por una salud frágil y múltiples hospitalizaciones, el Papa Francisco sorprendió al reaparecer visiblemente débil pero sereno en los actos centrales de la Pascua. Desde la Basílica de San Pedro, pronunció la tradicional bendición “Urbi et Orbi”, deseando paz y esperanza a todos los pueblos. Fue entonces cuando decidió salir entre la multitud.

Mientras avanzaba en el papamóvil, Francisco saludó a monjas emocionadas, ancianos en sillas de ruedas, niños y peregrinos, muchos de ellos sin levantar sus teléfonos, simplemente deseando recibir su mirada o su bendición.

Una bendición, un gesto, un adiós

El trayecto fue breve, pero profundamente simbólico. El Papa pidió detener el vehículo para acercarse a un bebé, a quien bendijo con ternura. Luego bendijo a otros pequeños, uno de ellos en tratamiento contra el cáncer, según se supo más tarde.

Los asistentes, sin imaginar lo que ocurriría al día siguiente, vivieron el momento como un milagro. Las columnas de la plaza, el obelisco, la fuente… todo fue testigo de una escena que hoy adquiere un nuevo significado: la despedida consciente del Papa a su rebaño.

Un mensaje de paz y esperanza antes de la muerte del Papa Francisco

Entre los presentes se encontraba incluso el vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, quien compartió unos minutos con el pontífice y le pidió continuar promoviendo la paz. Fue una jornada marcada por la fe, no por la angustia. Nadie imaginaba que al desaparecer tras el recorrido, Francisco no volvería a ser visto con vida.

Horas más tarde, el Vaticano confirmaba el deceso. El cardenal Kevin Farrell, camarlengo de la Cámara Apostólica, fue el encargado de anunciarlo formalmente:

“Con profundo dolor debo anunciar el fallecimiento de nuestro Santo Padre Francisco. Regresó a la casa del Padre a las 7:35 de esta mañana…”.

El adiós alegre de un Papa amado

A diferencia de otras despedidas vaticanas, la de Francisco fue llena de luz, de fe y de devoción. El silencio que ahora envuelve la Santa Sede contrasta con los vítores de aquel último domingo. Muchos fieles no lo sabían, pero ese instante fue un adiós definitivo.

Las imágenes del Papa Francisco cruzando la plaza, bendiciendo niños, sonriendo pese a su fragilidad, se han transformado ya en legado eterno. Su último acto como líder de la Iglesia fue compartir esperanza. Y ese mensaje permanece.

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