El reconocido juez estadounidense Frank Caprio falleció a los 88 años tras enfrentar una larga batalla contra un cáncer de páncreas. Su deceso fue confirmado de manera oficial y, según el comunicado familiar, ocurrió en paz, poco después de que él mismo compartiera un emotivo video en sus redes sociales pidiendo oraciones debido a un retroceso en su salud.

Caprio, nacido en Providence, Rhode Island, se convirtió en una figura internacional gracias a su estilo humano y empático en la sala de audiencias. Su forma de impartir justicia lo llevó a ser conocido como “el juez más amable del mundo”, un título que lo acompañó durante la última década de su vida.

¿Por qué murió Frank Caprio?

La respuesta a la pregunta ¿por qué murió el juez estadounidense Frank Caprio? está en el diagnóstico de cáncer de páncreas, una de las enfermedades más agresivas y de difícil tratamiento. Durante meses enfrentó complicaciones derivadas de esta condición, hasta que finalmente su cuerpo no resistió más. Aun en medio de su enfermedad, Caprio compartía mensajes de gratitud y esperanza, manteniendo la misma humanidad que lo caracterizó en sus juicios.

El juez que se volvió viral en todo el mundo

El segundo gran interrogante que surge es ¿por qué era tan viral Frank Caprio?. La respuesta se encuentra en su estilo único de tratar a las personas en el tribunal. A diferencia de otros jueces televisivos, famosos por su dureza, Caprio escuchaba con atención las historias de los acusados y mostraba una sensibilidad poco común en el sistema judicial.

Su popularidad se disparó en 2017 gracias a los videos de su programa “Caught in Providence”, en el que se le veía perdonar multas, invitar a niños a participar en decisiones judiciales e incluso motivar a jóvenes estudiantes a seguir estudiando a cambio de indulgencias en sanciones. Estas escenas, cargadas de humanidad, acumularon más de mil millones de reproducciones en redes sociales.

Estas acciones caracterizaron a Frank Caprio

Frank Caprio afirmaba con frecuencia que lo que lo hizo viral fue la desconfianza generalizada hacia las instituciones y la necesidad de la gente de ver humanidad en quienes administran justicia. Una de sus frases más recordadas fue: “No llevo una placa debajo de la toga. Llevo un corazón debajo de la toga”.

Con este enfoque, logró cambiar la percepción de millones de personas sobre la función de los tribunales y se transformó en un símbolo mundial de justicia compasiva.