La activista Miriam Rodríguez se convirtió en un símbolo de lucha y resistencia en Tamaulipas tras el secuestro de su hija, Karen Alejandra Salinas, en 2012. Tras años de impunidad, uno de los responsables del crimen fue condenado a más de 130 años de prisión.

Al igual que otros casos de madres buscadoras, como Marisela Escobedo, Miriam fue asesinada en 2017, a pesar de haber solicitado protección mientras buscaba justicia para su hija.

Sentencia contra Enrique Yoel “R”, integrante de Los Zetas

A más de 12 años de la desaparición de Karen Alejandra, la Fiscalía General de Justicia de Tamaulipas informó que un juez dictó sentencia de 131 años, 6 meses y 3 días de prisión contra Enrique Yoel “R”.

El sentenciado fue encontrado culpable de secuestro, homicidio y asociación delictuosa; delitos cometidos en contra de la joven, quien sus restos fueron localizados en 2014 en una fosa común del municipio de San Fernando.

Un lugar tristemente conocido por la violencia del grupo delictivo Los Zetas, que controló por muchos años la región.

Enrique Yoel “R” fue identificado como miembro de dicha organización criminal, implicado no solo en el secuestro de Karen, sino también en otras desapariciones y hechos de violencia en Tamaulipas.

Una lucha invisible: Miriam buscó por su cuenta a los asesinos de su hija

Ante la indiferencia de las autoridades, Miriam utilizó disfraces y falsas identidades para infiltrarse en comunidades y obtener información clave de los responsables.

En septiembre de 2014, gracias a sus investigaciones, fueron detenidos Uriel Ulises Elizondo Soto y Cristian Josué Zapata González, quienes confesaron su participación en el crimen y señalaron a otros cómplices.

Pero en marzo de 2017, algunos de los implicados en el asesinato de Karen se fugaron del penal de Ciudad Victoria, a pesar de que las autoridades lo negaron en repetidas ocasiones.

Dos meses después, en el mero Día de las Madres, la activista fue asesinada en su casa en la ciudad de San Fernando. Siendo Yoel “R” uno de los principales sospechosos de ejecutar el crimen.

Aunque la condena representa un avance judicial, no se puede negar que llega tarde y tras años de dolor y lucha, donde tanto madre como hija perdieron la vida a manos del crimen organizado.

Para muchos colectivos de búsqueda, Miriam es recordada como un ejemplo de fuerza y determinación, pero también como un caso que expone la deuda pendiente del Estado mexicano con las familias de desaparecidos.