El Vaticano emitió una de sus críticas más frontales a lo que ocurre en Gaza, pues luego de una visita de tres días al enclave, el Cardenal Pierbattista Pizzaballa, Patriarca Latino de Jerusalén, declaró que “no tiene justificación” la devastación actual.

Sus palabras llegaron un día después de que el papa León XIV calificara la guerra como una “barbarie” y pidiera el fin de los “castigos colectivos”.

“Tenemos el deber moral de expresar con absoluta claridad y franqueza nuestra crítica a la política que este gobierno está adoptando en Gaza”, aclaró Pizzaballa a los medios vaticanos

El olor de la devastación

El testimonio del cardenal se basa en una cruda realidad presenciada en el terreno. Pizzaballa, cuyo nombre fue considerado entre los “papables” en el último cónclave, entró a Gaza el 18 de julio junto al Patriarca greco-ortodoxo Teófilo III para entregar ayuda y solidarizarse con la diezmada comunidad cristiana, especialmente tras un ataque del ejército israelí contra la única iglesia católica de la Franja.

Lo que vio, según sus palabras, fueron “niños mutilados, cegados por las consecuencias de los bombardeos” y a “familias enteras viviendo en tiendas a lo largo del mar, sin condiciones higiénicas mínimas y sin alimentos básicos”.

Pizzaballa añadió un detalle sensorial que, según él, lo cambia todo: “Lo que también impresiona, y que las imágenes no pueden transmitir, es el olor, el humo, el olor de las explosiones, el olor que queda”.

La condena del pontífice

La visita del cardenal amplificó el mensaje que el papa León XIV lanzó desde el Vaticano. Durante la oración del Ángelus, el pontífice condenó la “barbarie de la guerra” y exigió el fin del “uso indiscriminado de la fuerza”, en una clara alusión a las tácticas militares israelíes.

León XIV fue más allá, pidiendo el respeto a la “prohibición de los castigos colectivos” y el “desplazamiento forzado de poblaciones”. Sus palabras condenan las acciones que han dejado a más de dos millones de personas sin hogar y en condiciones infrahumanas. “El mundo no soporta más”, sentenció el Papa en una declaración separada.