La relación entre Kim Jong-un y Vladimir Putin ha evolucionado drásticamente en los últimos años. Lo que alguna vez fue un vínculo diplomático moderado se ha transformado con la guerra entre Rusia y Ucrania, en una alianza estratégica y militar sin precedentes.

El pacto entre Rusia y Corea del Norte: origen y contexto

Durante décadas, la relación entre Moscú y Pyongyang estuvo definida por la herencia de la Guerra Fría. Sin embargo, el Tratado de Asociación Estratégica Integral, firmado por ambos líderes en junio de 2024, consolidó una alianza formal. Este pacto establece asistencia militar mutua inmediata si cualquiera de los países es atacado, reeditando el espíritu del viejo tratado de defensa mutua soviético-norcoreano.

Esta nueva colaboración es una respuesta directa a las presiones internacionales y a las sanciones económicas impuestas por Occidente. Para Rusia, la alianza representa una fuente alternativa de soldados, municiones y respaldo diplomático; para Corea del Norte, significa acceso a tecnología militar, apoyo energético y legitimidad internacional.

¿Qué contempla el pacto entre Kim Jong Un y Putin?

El acuerdo tiene implicaciones profundas para la seguridad internacional. En lo inmediato, se ha confirmado la presencia de entre 3,000 y 12,000 soldados norcoreanos en la región rusa de Kursk, muchos de los cuales estarían ya desplegados en el este de Ucrania. Además, según inteligencia ucraniana, Corea del Norte planea enviar a 30,000 efectivos más este 2025.

Estos son las primeras tropas norcoreanas enviadas al extranjero desde la Guerra de Corea, marcando un antes y un después en la política exterior del régimen de Kim.

A cambio, Rusia ha ofrecido acceso a tecnología balística y satelital, así como recursos energéticos que ayudan a sostener la debilitada economía norcoreana.

¿Qué implica el pacto entre Rusia y Corea del Norte?

La alianza militar entre Corea del Norte y Rusia ha despertado fuertes preocupaciones tanto en Europa como en Asia-Pacífico. Gobiernos occidentales temen que este pacto no solo fortalezca el frente ruso en Ucrania, sino que provoque nuevas tensiones en la península de Corea, una región históricamente volátil.

Además, representa un desafío directo al régimen de sanciones de la ONU, al evidenciar que Moscú y Pyongyang han encontrado vías para eludir el aislamiento económico internacional.