Enfrentándose a la inercia institucional, hay hombres y mujeres como Indira Navarro que, motivados por una simple denuncia o indicio, se internan en áreas de alto riesgo para rastrear a sus seres queridos. Este coraje da vida a los Guerreros Buscadores de Jalisco, un colectivo que ha tomado la responsabilidad de encontrar cuerpos entre la tierra y los escombros ante la inoperancia de las autoridades estatales.
Indira Navarro lidera guerreros buscadores en Jalisco ante negligencia estatal
A la cabeza de este grupo se encuentra Indira Navarro, una líder cuyo camino está marcado por la aflicción y la falta de consecuencias legales, convirtiéndola en una víctima por partida doble. Ella nunca eligió este papel; lamentablemente, su familia fue una más tocada por la tragedia de perder a un pariente.
Su calvario comenzó en 2015, cuando su hermano Jesús fue reportado como ausente en el estado de Sonora. Según su testimonio, la fiscalía jamás llevó a cabo una investigación para localizarlo, manteniendo el expediente extraviado por ocho años.
A pesar de haber transcurrido casi una década, el caso sigue estancado, y la ficha oficial de búsqueda solo fue emitida nueve años después de la desaparición. A pesar de haber aportado toda la evidencia, las autoridades no han avanzado en las pesquisas, las cuales ella misma tuvo que realizar.
La doble condena: Sobrevivir a la mutilación y 9 años de expedientes judiciales “perdidos”
Sin embargo, la ausencia de su hermano no ha sido el único enfrentamiento que ha sostenido contra el aparato de justicia. Navarro es una sobreviviente de intento de femicidio perpetrado por quien fuera su esposo, un agente de la policía federal. Este individuo, frente a los hijos de la pareja, le cortó varios dedos de una mano y utilizó su arma de cargo para dispararle, hiriéndola también en un pie.
Después de la violenta agresión, el atacante la forzó a declarar que los hechos habían ocurrido durante un asalto, advirtiéndole que, de no hacerlo, correría el mismo destino que su hermano desaparecido.
Indira inicialmente siguió las órdenes, pero encontró la fuerza para retractarse gracias a sus hijos. Recordando el traumático evento, sus hijos le mostraron los dedos amputados que habían guardado en el refrigerador, esperando que pudieran ser reinsertados. Llenos de convicción, la instaron a denunciar al agresor y a enviarlo a la cárcel.
Sin justicia pese a pruebas contra su expareja
A pesar de las numerosas pruebas presentadas, incluyendo grabaciones donde él admitía su intención de matarla, el individuo ha permanecido en libertad sin castigo. Navarro descubrió que había pagado doscientos mil pesos para manipular la investigación, lo que hizo que su expediente judicial se desvaneciera por seis años, de forma idéntica al caso de su hermano.
En cada etapa de su vida, Indira ha tropezado con el mismo muro: el abandono, la negligencia y la corrupción dentro del sistema. A pesar de enterarse de la podredumbre y la colusión que existe entre las instituciones y el crimen organizado, ella persiste.
Todos los días, regresa a los sitios de búsqueda para ofrecer apoyo y esperanza a otras personas que, como ella, llevan años esperando respuestas. Su activismo no concluye en los juzgados ni en los archivos extraviados, sino en los terrenos baldíos, siguiendo pistas anónimas y examinando restos humanos. La lucha que liderea es ahora la de miles de familias en el país, demostrando que en México la justicia se sigue buscando con las propias manos.