Lo que antes fue un punto de reunión nocturna en Mexicali, Baja California, hoy es un espacio en ruinas. El Bar Shots, señalado por familiares de víctimas como “el bar de los desaparecidos”, se ha convertido en un símbolo de corrupción, impunidad y dolor.

En ese lugar, una docena de jóvenes desaparecieron en distintos momentos. El primero fue Kevin Moreno Ana, un joven de 21 años cuyo rastro se perdió en marzo de 2023 dentro del establecimiento.

“Soy Juan Gonzalo Moreno Márquez, papá de Kevin. Él desapareció en el Bar Shots a manos de un grupo criminal”, declaró su padre, quien desde entonces se convirtió en buscador incansable.

Una historia de negligencia y complicidad el Bar Shots

La familia de Kevin asegura que desde el inicio las autoridades estatales actuaron con negligencia, retrasando peritajes, ocultando información y hasta mintiendo sobre los avances del caso.

“Después de una serie de pifias y horrores de la Fiscalía de Baja California, solicitamos la ayuda de peritos de la ONU. Teníamos esperanza de hallar restos o indicios, pero semanas después, el bar se incendió”, recordó Gonzalo.

El incendio del Bar Shots, ocurrido en enero de este año, destruyó cualquier posibilidad de obtener nuevas pistas. Las familias lo consideran un intento por borrar evidencias.

La impunidad se extiende en Mexicali

Lejos de resolverse, las desapariciones han continuado en otros bares de la misma zona, donde operan grupos criminales a plena vista.

“Hay desaparecidos, hay delincuencia organizada trabajando aquí, y lo peor es que la autoridad lo sabe y no hace nada”, lamentó Soraya Ana Villarreal, madre de Kevin.

Para los padres buscadores, el dolor no solo viene de la pérdida, sino del abandono institucional. Además, denuncian que las propias autoridades revictimizan a los desaparecidos, insinuando vínculos con el crimen organizado.

“La autoridad utiliza la ‘narconarrativa’ para justificar su ineptitud y su falta de empatía. Es inhumano”, agregó el padre del joven.

El “bar de los desaparecidos”, símbolo de un Mexicali herido

El Bar Shots, hoy reducido a cenizas, se ha convertido en un monumento involuntario a la impunidad. En sus paredes quemadas, las familias colocan cruces y fotografías, recordando que la justicia aún no llega.

Lo que ocurrió en este sitio no es un hecho aislado, sino una muestra de lo que los colectivos de búsqueda en Baja California han denunciado durante años: la colusión entre crimen y autoridad que permite que las desapariciones sigan ocurriendo.

Mientras tanto, madres y padres como Soraya y Gonzalo continúan buscando a Kevin y a los demás jóvenes que nunca regresaron a casa.