Bolivia vivió una segunda vuelta histórica, la elección cambió el rumbo político del país. Tras 20 años de gobiernos de izquierda, marcados por el liderazgo de Evo Morales y Luis Arce, los bolivianos dieron un giro total: Rodrigo Paz, de tendencia centro-derecha, fue electo presidente y prometió “reconstruir un país en ruinas”.

Las calles se llenaron de celebración y esperanza, pero también de reclamos hacia un modelo político que, según muchos ciudadanos, dejó a Bolivia sin reservas, sin dólares y con una inflación fuera de control.

“La ideología no da de comer”: un cambio de rumbo en Bolivia

Durante su primer discurso, Rodrigo Paz fue contundente: “Sabemos los bolivianos que la ideología no da de comer. Lo que da de comer es el trabajo, las instituciones fuertes y el respeto a la propiedad privada.” Sus palabras fueron interpretadas como un golpe directo al discurso socialista que dominó el país desde 2006. En ese tiempo, Morales y Arce promovieron bonos sociales, proyectos sin terminar, persecución política y una dependencia estatal que, según críticos, destruyó el aparato productivo.

El fracaso de la promesa del litio, símbolo de prosperidad nacional, se sumó a los casos de corrupción, nepotismo y falta de independencia judicial, tras elecciones manipuladas y el control del poder por parte del partido oficialista.

Crisis y desconfianza tras el paso del Movimiento al Socialismo

Con el fin de ciclo del Movimiento al Socialismo (MAS), Bolivia enfrenta ahora una economía debilitada, una crisis de salud pública y una población cansada del discurso ideológico.

Los bonos populistas ya no alcanzan para sostener un sistema colapsado, y la gente exige empleo, inversión y seguridad jurídica.

El nuevo presidente ha prometido recuperar la confianza internacional, atraer capital privado y poner fin a la persecución política que caracterizó al régimen anterior.

Reacciones desde México ante elección de Bolivia

Desde Palacio Nacional, la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum lamentó el resultado electoral: “Desde la perspectiva de los movimientos progresistas en América Latina, es una pena que se hayan dividido en Bolivia.” Sin embargo, analistas en la región señalan que no se trata de una división interna, sino del rechazo a un modelo político y económico agotado.

Bolivia, un país por reconstruir

Rodrigo Paz hereda un país fragmentado, con instituciones débiles y grandes desafíos sociales. Entre las tareas pendientes está la investigación contra Evo Morales, acusado de presunta trata y abuso de una menor de edad con la que habría tenido un hijo.

El nuevo gobierno enfrenta el reto de restaurar la justicia, estabilizar la economía y reconciliar a la población tras años de polarización y autoritarismo.

“Lo que da de comer —dijo Paz— es tener certidumbre en tu futuro.”