El Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) anunció este miércoles la detención de un padre y su hijo, ambos ciudadanos chinos, bajo la grave acusación de ser espías. El objetivo de su presunta operación era uno de los secretos militares mejor guardados y más preciados de Kiev: la documentación técnica del programa de misiles antibuque Neptuno uno de los pilares de la defensa nacional ucraniana.

Este movimiento de la contrainteligencia ucraniana se produce en un momento de máxima fricción, justo cuando el presidente Volodímir Zelenski ha acusado abiertamente a China de abandonar su supuesta neutralidad para colaborar activamente con el Kremlin.

Una operación de contrainteligencia en Kiev

Según el detallado comunicado del SBU, la operación se desarrolló en dos fases en la capital. Primero, los agentes arrestaron a un exestudiante chino de 24 años justo después de que se le entregara la “documentación técnica” sensible sobre la producción de los misiles.

Poco después, cayó su padre, quien había viajado expresamente desde China con el objetivo, según el SBU, de “coordinar personalmente” la misión y sacar clandestinamente los documentos del país para entregarlos a los servicios especiales chinos.

Un funcionario ucraniano, en declaraciones a la agencia Reuters, confirmó la magnitud del suceso: se trata de los primeros ciudadanos chinos arrestados por espionaje desde el inicio de la invasión a gran escala en 2022.

La Embajada de China en Kiev, por su parte, ha guardado silencio y no ha respondido a las solicitudes de comentarios sobre el incidente.

Pekín y el conflicto ucraniano

El arresto materializa las sospechas que el gobierno de Zelenski lleva tiempo expresando. El mandatario no solo ha sancionado a empresas chinas por, presuntamente, suministrar componentes para drones rusos, sino que ha afirmado que China provee pólvora a Moscú e incluso que sus fuerzas han capturado a ciudadanos chinos combatiendo para Rusia.

Estas acusaciones chocan frontalmente con la postura oficial de Pekín. El gobierno de Xi Jinping ha insistido en su rol de mediador, negando el suministro de armas a cualquiera de las partes, a pesar de su sólida alianza con el presidente Vladímir Putin, reafirmada en visitas de alto nivel a Moscú.

El misil Neptuno no es un objetivo cualquiera. Con esta arma, las fuerzas ucranianas lograron hundir el Moskva, el buque insignia de la Flota del Mar Negro de Rusia, en una de las victorias más simbólicas de la guerra.

La defensa de este programa es, por tanto, una cuestión de seguridad y orgullo nacional, vital mientras Kiev intenta potenciar su industria armamentística ante un futuro incierto del apoyo occidental.