El más reciente episodio numero doce del podcast "Armando la Agenda con Amada", sus anfitriones, los periodistas Amada Castañón desde la Ciudad de México y Armando Guzmán desde Washington, han diseccionado la agenda de la capital estadounidense, revelando cómo el caos aparente de la política comercial esconde una estrategia de presión implacable, y cómo la diplomacia de la alabanza en Asia contrasta con una cuenta regresiva militar en el Caribe.

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La clave del episodio es una entrevista con el Teniente Coronel Guillermo Beltrán Vielma, un ex instructor de combate de F-16 y oficial de alto rango de las fuerzas armadas venezolanas, hoy en la oposición. Su testimonio a FIA PODCAST es el análisis técnico de un militar que lee los movimientos de Estados Unidos no como una amenaza política, sino como las fases de un plan de ataque inminente.

La adulación como política de Estado

La gira de Trump por Asia es la clase magistral de cómo el mundo ha aprendido a manejar la vanidad del presidente. En Japón, la nueva primera ministra, Sanae Takaichi, protegida del asesinado Shinzo Abe y heredera de la ultraderecha nipona, lo ha colmado de halagos. "Ella ha hecho lo imposible por quedar bien con Trump", analiza Guzmán, "diciéndole que es lo más grande que ha habido en el mundo, buscando que él sea el líder mundial".

El servilismo estratégico funcionó. Japón, aterrorizado por la creciente agresividad de Xi Jinping en China, está en un proceso de rearme que viola las condiciones impuestas tras la Segunda Guerra Mundial.

La adulación a Trump es el precio de la aquiescencia estadounidense. Como parte de esta estrategia, le obsequiaron un palo de golf de alta tecnología, un gesto que, más allá del regalo, es "el mejor anuncio que puedes tener" para la industria japonesa.

En Corea del Sur, el espectáculo fue aún más evidente. Le fue otorgada la Orden de Mugunghwa y una corona de oro. "Cuando tú le ves cómo se le iban los ojos con la corona de oro, obviamente la gente le ha tomado la medida", sentencia Guzmán.

Aunque por ley, cualquier obsequio de más de 100 dólares pertenece al gobierno, los presidentes construyen sus "bibliotecas" presidenciales al dejar el cargo. "Como pretexto", explica Guzmán, "se llevan todas estas cosas para exhibirlas en su propia biblioteca... y él controla todo". Trump, que ya se aseguró un avión regalado por Qatar, podrá llevarse la corona de oro a su futuro museo personal.

"Teoría taco'" Trump siempre se echa para atrás

Esta imagen de un líder susceptible a la adulación se complementa con la "Teoría TACO" (Trump Always Chickens Out), un término acuñado por Robert Armstrong, columnista del Financial Times. La teoría postula que Trump es agresivo en sus amenazas comerciales, pero en cuanto los mercados financieros reaccionan negativamente y las acciones caen, "se echa para atrás".

Este patrón se aplica directamente a la relación con México y Canadá. Guzmán y Castañón analizan cómo la negociación del tratado comercial es un caos deliberado. Trump, según el análisis, utiliza cualquier pretexto para pausar las conversaciones, como su reciente enojo por un comercial canadiense que usaba una cita de Ronald Reagan contra los aranceles.

Sin embargo, detrás del "TACO" hay una presión real que está funcionando. La política de aranceles de Trump está logrando su objetivo: tres grandes fábricas automotrices, incluyendo una de Nissan que produce las camionetas de lujo Infinity y una de Mercedes-Benz, cerrarán operaciones en México para trasladarse a Estados Unidos. La incertidumbre regulatoria se ha vuelto demasiado costosa.

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A pesar de esto, la premisa del "TACO" se mantiene en el ámbito comercial. Al final, como señala Guzmán, nadie quiere destruir el tratado. "Es porque es un buen negocio. Ha creado millonarios en los tres países". La presidenta Claudia Sheinbaum ha logrado posponer la implementación de 49 impedimentos no arancelarios, ganando tiempo mientras Trump juega su partida de póquer.

Venezuela: el cálculo de ataque y la hora cero

La entrevista con el Teniente Coronel Beltrán Vielma, desmonta la narrativa pública y expone la estrategia militar real.

Armando Guzmán pregunta por qué los 50 millones de dólares de recompensa por Nicolás Maduro no han provocado una traición. La respuesta de Beltrán es escalofriante: las fuerzas armadas venezolanas han sido "psicológicamente fracturadas" durante 25 años. "Hay mucho terror... como se manejan los carteles, como son los capos.

Ellos destruyen la familia, la vida, la libertad de cualquier miembro". Un golpe de estado tradicional es imposible. Beltrán afirma que la única forma de capturar a Maduro sería que su círculo más íntimo, su escolta personal, "lo traicionen, lo monten en un avión y se lo lleven preso".

Ante esta parálisis interna, la acción externa se vuelve la única variable. Y esa acción, según el análisis de Beltrán, ha entrado en una nueva fase.

La misión inicial de la flota estadounidense en el Caribe era interceptar el narcotráfico. Pero el Estado Mayor de EE.UU. ha hecho un "recalculo de esfuerzo" (recalculation of effort). El problema, explica Beltrán, es que los "capos" venezolanos "están escondidos debajo de las instituciones del Estado". Un ataque con misiles Tomahawk desde un submarino, aunque preciso, crearía un "daño colateral" masivo e inaceptable.

Aquí yace la revelación clave: "Para evitar eso", dice Beltrán, "necesitamos 50 aviones de ataque". La razón por la cual se está aumentando la flota y enviando al portaaviones Gerald Ford no es para cazar más "narcolanchas". Es para traer las plataformas aéreas necesarias para una guerra quirúrgica. "Lo que hay es suficiente para lo que quieran... el piloto puede discernir con inteligencia y equipos electrónicos. No dispares ahí, dispara más a laizquierda... o no dispares".

El objetivo ya no son los barcos; el objetivo es el "comando y control" y los "jefes" del régimen. Beltrán afirma que esta operación afectará el "efecto dominó" del socialismo y los carteles en la región, y advierte que Colombia, al defender a un "terrorista" como Maduro, "no le empieza a ir bien".

La línea de tiempo es inminente. "Hay luz en el túnel", afirma Beltrán. "Eso puede ser tan rápido como en una semana o en día, y tan lento como dos o tres meses". Pero la señal definitiva es el portaaviones: "Cuando llegue el portaaviones, yo creo que los días y las horas van a estar contadas".

El muro de silencio del pentágono

Mientras esta maquinaria avanza, el Pentágono ha comenzado a construir un muro de silencio. Armando Guzmán revela una directiva "nueva" y alarmante: el alto mando involucrado en la operación sudamericana está siendo obligado a firmar acuerdos de no divulgación (NDAs).

"No puedes ni escribir libros, ni dar entrevistas, ni contar a la gente lo que está pasando", explica Guzmán.

Este secretismo se impone mientras crece la indignación en Estados Unidos por la opacidad de la misión. La estrategia de hundir lanchas en el Pacífico y el Caribe ha generado una crisis de legitimidad. "Estados Unidos se ha convertido en jurado, en juez, en verdugo", reporta Guzmán.

El Pentágono "va a tener que dar explicaciones de a quién están matando" y qué pruebas tienen para ejecutar a personas en el mar sin un debido proceso.