El coordinador de los senadores de Morena, Adán Augusto López Hernández, volvió a colocarse en el ojo del huracán luego de que reconociera tener relación con el empresario naviero Juan Pablo Vega Arriaga, señalado por presunto tráfico de combustible; sin embargo, fiel a su estilo, el legislador minimizó los hechos y se presentó como víctima de una “campaña” en su contra.

Durante una entrevista, el también exsecretario de Gobernación admitió que Vega Arriaga lo visitó en Palacio de Gobierno cuando era titular del Ejecutivo en Tabasco, para hablar sobre un servicio de proveeduría.

“Sé que es un empresario naviero, en alguna ocasión me visitó para platicarme que iba a tener un servicio de proveeduría”, dijo.

No obstante, cuando se le cuestionó si sabía que la Fiscalía General de la República ya investigaba a la naviera mientras se le asignaban contratos millonarios, Adán Augusto eludió el tema con una respuesta evasiva.

“Eso es como el permiso que le dio Peña Nieto a Ricardo Salinas para la operación de los casinos”, comparó, sin aclarar nada sobre los contratos o créditos otorgados.

“El que nada debe, nada teme”, afirma el morenista

Al ser confrontado sobre los múltiples señalamientos de corrupción y tráfico de influencias que pesan sobre su nombre, López Hernández insistió en que no hay nada en su contra. “El que nada debe, nada teme. Si alguien tiene algo, que presente la denuncia”, afirmó, intentando cerrar el tema.

Sin embargo, los cuestionamientos continuaron. Reporteros le recordaron que, mientras la Fiscalía persigue a opositores, figuras de Morena como Rocha Moya o Bedolla permanecen intocables, al igual que él. Ante la presión, el senador reaccionó con molestia, acusando a los periodistas de servir a “su patrón” y de difundir “campañas de desprestigio”.

Se refugia en el discurso de siempre: “es una campaña”

Finalmente, ante preguntas sobre audios revelados por el periodista Raymundo Riva Palacio, en los que presuntamente habla mal de la presidenta Claudia Sheinbaum, el morenista nuevamente se escudó en la narrativa de persecución mediática. “Riva Palacio y López San Martín son empleados de Ricardo Salinas. Yo lo único que le puedo decir es que es una campaña”, aseguró.

Con respuestas evasivas y descalificaciones, Adán Augusto López volvió a mostrar su estilo autoritario y su sensación de impunidad, al saberse protegido dentro del aparato político que él mismo ayudó a construir.