Poza Rica, Veracruz, se encuentra sumida en una crisis sin precedentes tras el desbordamiento del río Cazones el pasado 10 de octubre. Las imágenes del lugar son desgarradoras: casas inundadas hasta el segundo piso, calles convertidas en ríos de lodo y cientos de vecinos desesperados por ayuda.
Llegó la ayuda a medias tras el desbordamiento del río Cazones
El agua alcanzó niveles alarmantes de hasta 4.85 metros, arrasando con el patrimonio de cientos de familias enteras.
“Una sala no te vale 10,000 pesos, un refrigerador tampoco 20", lamenta un residente afectado, evidenciando la insuficiencia de los apoyos gubernamentales que apenas alcanzan los 70,000 pesos para la magnitud del problema.
Esta situación se agrava aún más con las medidas desesperadas tomadas para desfogar el agua. Se perforaron las paredes del río Cazones, creando boquetes que ahora representan un peligro latente para los habitantes.
La ayuda llegó, pero a medias, ya que el trabajo fue insuficiente: “Otra crecida sería mortal”, advierte Víctor, cuya casa quedó a metros de una de estas perforaciones.
La indignación crece entre los vecinos de Poza Rica, ante la aparente inacción de las autoridades. Adultos mayores relatan cómo se les negó ayuda para limpiar sus hogares por parte de las personas encargadas de “ayudar”.
Gobierno los deja a su suerte tras el desbordamiento del río Cazones
“Nos mandaron a limpiar la calle... no podemos meter de la banqueta para acá". La respuesta oficial parece limitarse a un “sálvese quien pueda”.
Poza Rica se enfrenta ahora a un futuro incierto, con graves desafíos económicos y sociales por delante. La frustración de sus habitantes alcanza niveles críticos ante lo que describen como una “inacción descarada” de sus gobernantes.
Esta tragedia pone de manifiesto la urgente necesidad de planes de prevención y respuesta efectivos ante desastres naturales, por parte de las autoridades, así como la importancia de un liderazgo responsable y comprometido con el bienestar de la comunidad.