La llegada de un bebé transformó por completo la vida de Lucía y Abraham. Aunque reconocen que fue un cambio considerable –pues de pronto tuvieron que adquirir cunas, sillas para coche y biberones, y aprender sobre pañales y cuidados específicos para bebés–, esta pequeña no es su hija biológica. Ellos participan en un programa de “familia temporal” u hogares temporales, brindando cuidado a menores que, por diversas razones, no pueden permanecer con sus familias de origen.

Estos niños han sido profundamente vulnerados, experimentando violencia, abandono y omisión de cuidados. El Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) de la Ciudad de México informa que actualmente hay quinientos niños en diferentes etapas de procesos jurídicos.

Lucía y Abraham participan en un programa de hogares temporales para cuidar a niños vulnerables

El propósito fundamental de este programa es evitar que los niños, niñas y adolescentes permanezcan por largo tiempo en instituciones, ofreciéndoles, en cambio, un hogar familiar.

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Lucía y Abraham han cuidado a la pequeña por un año, desde que tenía solo dos meses de nacida. La bebé, que llegó con ellos, había sufrido una lesión cerebral. El DIF les explicó detalladamente la situación y la necesidad de brindarle todos los cuidados posibles para evitar secuelas.

Recientemente, la pareja ha acogido a un segundo niño, quien proviene de un ambiente de violencia familiar. Lucía y Abraham admiten que la adaptación para él fue muy complicada, y también para ellos, debido a la gran ansiedad que presentaba el pequeño.

La pareja ha acogido a dos menores, brindándoles amor y cuidados esenciales tras experiencias traumáticas

La pareja afirma sentirse preparada emocionalmente para la inevitable separación de los menores, ya sea cuando regresen con su familia biológica o cuando sean asignados a una nueva familia adoptiva, en caso de que sus padres pierdan la patria potestad.

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“Mi esposo y yo decidimos no ser padres biológicos”, comenta Lucía, “pero de alguna manera, sin saberlo, sí estamos siendo madres y padres. Ellos nos están dando la oportunidad de ofrecer este amor que ambos tenemos para dar”.

El programa busca evitar que niños permanezcan demasiado tiempo en instituciones

Las personas interesadas en participar en este programa y cuidar de un menor deben cumplir con una serie de requisitos. Entre ellos se incluye la entrega de una carta de motivos, acta de matrimonio o comprobante de concubinato, constancia de no antecedentes penales y la comprobación de solvencia económica.

Además, los aspirantes deben someterse a diversas evaluaciones psicológicas. Lucía compartió que ella tuvo una entrevista de cuatro horas con el psicólogo del DIF, quien busca familias que realmente deseen ayudar a estos niños.

El objetivo central de esta iniciativa es que los niños y niñas puedan crecer en un ambiente lleno de amor, lo cual es fundamental para asegurar un mejor desarrollo cognitivo y afectivo en sus vidas.