En Chiapas, México se siembra y coseca el mangostán, un fruto exótico, originario de la India, se cultiva en la región del Soconusco, cerca de la frontera con Guatemala.
Los productores, como Don Luis y Rafael Sánchez, enfrentan desafíos como la escasez de mano de obra debido a la migración y la fluctuación de precios. El mangostán requiere cuidados especiales, incluyendo sombra y fertilización orgánica. La cosecha es delicada y se realiza manualmente.
Los trabajadores, muchos de origen guatemalteco, utilizan técnicas específicas para recolectar y clasificar los frutos. Aunque el mangostán es uno de los frutos más cotizados en Chiapas, los productores enfrentan dificultades económicas debido a la caída de precios y la falta de apoyo gubernamental. A pesar de estos obstáculos, continúan cultivando gracias a su esfuerzo y dedicación al campo.
¿Cómo se cultiva el mangostán?
El mangostán (Garcinia mangostana), conocido como la “reina de las frutas” por su sabor exótico, es un fruto redondo de cáscara púrpura que encierra una pulpa blanca, dulce y frágil. Su cultivo en México, particularmente en la región del Soconusco, Chiapas, es un desafío que requiere condiciones específicas de clima tropical.
El cultivo es muy delicado; la planta necesita entre seis y siete años para comenzar a producir y requiere una mezcla de sol y sombra constante. Los productores, como Don Luis y Rafael Sánchez en Tapachula y Cacahuatán, destacan la necesidad de un cuidado meticuloso.
La cosecha del mangostán es manual y extremadamente cuidadosa, utilizando redes o “ganchos” para evitar que el fruto se golpee, ya que se daña fácilmente. A pesar de ser uno de los frutos más cotizados y valiosos en la región (con precios que alcanzan hasta 150 pesos el kilo), los productores enfrentan desafíos como la volatilidad de los precios y la creciente escasez de mano de obra en el campo.