Gobiernos comunistas dejan hambre, represión y adoctrinamiento político en escuelas
Si algo tienen en común Cuba, Nicaragua y Venezuela es que son países comunistas, donde lo importante es el adoctrinamiento político y la represión.
Los gobiernos comunistas no funcionan, por el contrario, acaban con la libertad y hunden a la población en la pobreza; para muestra sólo es necesario voltear a ver a Cuba, Nicaragua y Venezuela.
Los cubanos sufren una “tremenda hambre”, la vida de los venezolanos cambió el 2 de febrero de 1999 y los nicaragüenses tienen una educación por los suelos. Todo eso gracias al comunismo.
Cuba: Escapan de su país por la miseria y represión
El comunismo golpeó fuerte a Cuba , más de 250 mil personas han abandonado la isla en un año, ya que la promesa revolucionaria acabó con los sueños de la gente y ni el tabaco los puede rescatar.
“La situación aquí está muy dura, es mucha hambre, mucha miseria, mucho trabajo. No hay medicinas, no hay nada”, dijo un campesino a Fuerza Informativa Azteca (FIA).
Venezuela: Sin comida, medicamentos y oportunidades
En 1999, Hugo Chávez llegó al poder de la mano del comunismo, lo que consiguió fue falta de productos básicos, una moneda devaluada y la escasez de alimentos, y que más de siete millones de venezolanos huyeran.
La revolución bolivariana creó nuevas leyes para mantenerse en el poder, y más de 20 años después, es Nicolás Maduro quien dio continuidad al sufrimiento de Venezuela.
Nicaragua: El único delito de los inocentes es alzar la voz
Un marxista, Daniel Ortega, es prácticamente dueño de Nicaragua , cuando llegó al poder dijo que el país estaría “lleno de escuelas, de hospitales y sobre todo produciendo”; esa transformación no llegó, únicamente trajo desgracia.
La gran mayoría de la población no está de acuerdo con la forma de gobernar de “El comandante”; sin embargo, en el aire se respira un temor represivo, un temor que inunda al segundo país más pobre de Latinoamérica que se interesa más por el adoctrinamiento político en las escuelas que por el bienestar de la gente.