Hace exactamente un año, el 25 de julio de 2024, el mundo del narcotráfico y el mapa criminal de México se cimbró por completo, luego de un hecho sin precedentes y con tintes históricos: Ismael “El Mayo” Zambada, el último capo de la vieja guardia, el fantasma que por más de cinco décadas evadió la justicia, cayó en manos de quienes alguna vez llamó familia: “Los Chapitos”.
Sin embargo, su captura no fue el resultado de un operativo quirúrgico ni de un golpe de suerte de las autoridades. Fue, según su propia versión y la evidencia acumulada, una auténtica traición que desató una guerra en Sinaloa y dio inicio a la colaboración directa entre Estados Unidos y los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, a espaldas de México.
A un año de distancia, la historia es más compleja que una simple detención: es la crónica de un secuestro, un asesinato político, un montaje institucional y la cooperación con las autoridades norteamericanas; un cúmulo de acciones que terminaron por abrir la caja de Pandora en México.
¿Cómo fue el día en que cayó Ismael “El Mayo” Zambada?
Aquel 25 de julio, mientras en Culiacán era asesinado el influyente político y exrector de la UAS, Héctor Melesio Cuén Ojeda, un avión aterrizaba a las 16:24 horas en un aeródromo de Santa Teresa, Nuevo México. De él descendieron dos figuras clave de lo que fue el Cártel de Sinaloa: Joaquín Guzmán López, hijo de “El Chapo”, y un encapuchado Ismael Zambada García.
Lo que Estados Unidos celebró como “un golpe al corazón del Cártel de Sinaloa” fue el inicio de un enredo diplomático y criminal cuyas consecuencias siguen desangrando a Sinaloa.

¿"El Mayo” Zambada fue secuestrado? Esto dijeron las autoridades y la respuesta del capo
El gobierno mexicano, encabezado entonces por Andrés Manuel López Obrador, y con Rosa Icela Rodríguez, como secretaria de seguridad, fueron los primeros en mostrar perplejidad. El 26 de julio, Rodríguez confirmó que México no solo no participó, sino que fue notificado por Estados Unidos a las 15:30 del día anterior, cuando “El Mayo” ya estaba en vuelo y era un hecho consumado.
El 10 de agosto de 2024, la bomba explotó. A través de una carta difundida por su abogado, “El Mayo” rompió el silencio y su versión lo cambió todo. “Deseo decir desde el principio que no me entregué ni vine voluntariamente a Estados Unidos”, sentenciaba la misiva. Zambada relató haber sido engañado por Joaquín Guzmán López para asistir a una reunión en el rancho Huertos del Pedregal.
El señuelo era un supuesto encuentro con el gobernador Rubén Rocha Moya y Héctor Cuén para limar asperezas políticas.
“Tan pronto como puse un pie dentro, fui emboscado. Un grupo de hombres me agredió, me tiró al suelo y me puso una capucha de color oscuro en la cabeza”, describió Zambada. El legendario capo, el hombre más buscado, había caído en una trampa orquestada por la nueva generación de su propia organización.
Fue llevado a una pista aérea donde, según su testimonio, “Joaquín me quitó la capucha y me ató con bridas al asiento” del avión que lo llevaría a su cautiverio en Estados Unidos.
El propio embajador estadounidense, Ken Salazar, terminaría por validar parcialmente esta versión el 9 de agosto, al confirmar que “la evidencia indica que “El Mayo” fue llevado contra su voluntad”, mientras que Guzmán López se entregó voluntariamente. Todo esto, en completo desconocimiento del Gobierno de México.
El asesinato de Héctor Cuén y un montaje de la Fiscalía de Sinaloa
La historia del secuestro se entrelazó macabramente con otro crimen. En su carta, Zambada fue categórico: “Lo mataron a la misma hora y en el mismo lugar donde me secuestraron. Héctor Cuén era amigo mío”. La Fiscalía de Sinaloa había presentado una versión inicial inverosímil: Cuén habría muerto en un intento de asalto en una gasolinera.
Sin embargo, la Fiscalía General de la República (FGR) atrajo el caso y, en octubre de 2024, confirmó el montaje. El análisis de sangre y las evidencias balísticas demostraron que Cuén fue asesinado en el rancho Huertos del Pedregal, el mismo lugar del secuestro de Zambada. La FGR encontró múltiples inconsistencias en la investigación local, destapando un burdo intento por ocultar la conexión entre ambos eventos y, posiblemente, proteger a los responsables.
Se desata la guerra en Sinaloa: Mayiza vs Chapitos
La traición de “Los Chapitos” no quedó impune. El 9 de septiembre de 2024, apenas mes y medio después de la captura, la guerra interna estalló. Las facciones leales a Zambada, conocidas como “La Mayiza”, se enfrentaron a la hegemonía de los hijos de “El Chapo”. Lo que siguió fue un baño de sangre que superó los peores pronósticos.
Las cifras son escalofriantes: desde el inicio del conflicto, se han registrado cerca de 2 mil homicidios y casi otros 2 mil desaparecidos, al tiempo que Culiacán, Elota, Cosalá y Mazatlán se convirtieron en campos de batalla. La violencia paralizó la economía y la vida social, con la población imponiendo toques de queda autoimpuestos por el miedo.
Secuestro de “El Mayo” inició un laberinto legal entre México y Estados Unidos
Mientras Sinaloa ardía, en Nueva York comenzaba una batalla legal y en México una investigación por traición. “El Mayo” enfrenta 17 cargos federales, incluyendo la dirección de una empresa criminal continuada, narcotráfico a gran escala, lavado de dinero y conspiración para cometer asesinatos. Ante la posibilidad de la pena de muerte, su defensa y la fiscalía estadounidense negocian un acuerdo de culpabilidad, con su próxima audiencia fijada para el 25 de agosto de 2025.
Paralelamente, la FGR en México preparó órdenes de aprehensión contra Joaquín Guzmán López por secuestro agravado y, significativamente, por traición a la patria. Además, el Gobierno ha solicitado formalmente y sin éxito información sobre la llegada de Zambada a Estados Unidos, en un claro reflejo de la tensión diplomática.
“El Mayo” Zambada pide su repatriación
En febrero de 2025, “El Mayo” jugó su carta más audaz. En una segunda misiva, exigió al gobierno de Claudia Sheinbaum su intervención para garantizar que no se le imponga la pena de muerte, advirtiendo que su caso “constituirá un precedente peligroso que permitiría que en cualquier momento cualquier Gobierno extranjero pudiera, de manera impune, violentar nuestro territorio y soberanía”.
A un año de la caída del último gran capo, el panorama no está ni cerca de ser claro y hay nerviosismo en todos los frentes:
- “El Mayo” Zambada, el hombre que controló el hampa desde las sombras, está encerrado en Estados Unidos, negociando el fin de su vida.
- Joaquín Guzmán López, el supuesto traidor de “Los Chapitos”, es un prófugo de la justicia mexicana, pero negocia con los norteamericanos junto a sus hermanos.
- El Cártel de Sinaloa está roto y enfrascado en una guerra de exterminio.
- Claudia Sheinbaum y su gobierno han fracasado en su intento de obtener información y la relación con Estados Unidos es incierta.
Todo esto ha dejado a un México que se enfrenta a las cenizas de un evento que, lejos de ser una victoria, evidenció la porosidad de sus fronteras y la compleja red de complicidades que permitieron que el narcotraficante más buscado fuera “entregado” en una operación clandestina que sigue cobrando vidas. La leyenda de “El Mayo” no terminó con su captura; se transformó en un sangriento epílogo.