En medio de una emergencia de alta montaña, brigadistas activaron un operativo urgente de búsqueda y rescate hoy, 31 de agosto, tras la caída de una alpinista que se precipitó aproximadamente 500 metros en el Pico de Orizaba, en los límites de Veracruz y Puebla, generando alerta y movilización inmediata de los cuerpos de auxilio.

Cae de cara sur del Pico de Orizaba y es rescatada con vida

La mujer, identificada como Cristina “N”, de 43 años y originaria de Río Blanco, Veracruz, sufrió el accidente en la zona conocida como la Cañada de Cristal, ubicada en la cara sur del Citlaltépetl.

El reporte señala que la caída ocurrió a escasos 20 minutos del refugio Fausto González Gomar, cuando ascendía acompañada de otro montañista que de inmediato pidió apoyo.

La Brigada de Socorro Alpino de México A.C., al mando de su jefe operativo nacional, José Luis Estrada Ramírez, desplegó a sus elementos voluntarios hacia la zona, donde localizaron a la alpinista en condiciones delicadas, pero consciente. Fue estabilizada en el lugar y comenzó su descenso controlado para canalizarla a un hospital.

El operativo de emergencia incluyó el apoyo de Protección Civil de Atzizintla, quienes se sumaron a las labores de auxilio. De acuerdo con reportes preliminares, la alpinista presentaba probable fractura en una pierna, múltiples golpes, deshidratación y riesgo de hipotermia, lo que obligó a actuar con rapidez en medio del terreno complicado.

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La noticia provocó alarma entre alpinistas y autoridades locales, quienes reiteraron el llamado a no subestimar la montaña y a realizar los ascensos con guías certificados, equipo adecuado y planes de emergencia claros.

¿Cuáles son lo peligros de escalar el Pico de Orizaba?

Escalar el Pico de Orizaba implica enfrentar múltiples riesgos graves. La altitud extrema (5 636 m) expone a los montañistas a mal de altura, como náuseas, fatiga o empeoramiento mortal si no hay adecuada aclimatación.

Las rutas incluyen hielo, nieve, grietas y pendientes pronunciadas, además de condiciones meteorológicas impredecibles: ventiscas, tormentas y temperaturas que bajan hasta –20 °C.

El descenso suele ser más peligroso que el ascenso y sin equipo técnico ni guías certificados, incluso alpinistas con experiencia pueden quedar atrapados o desorientados, lo que aumenta significativamente el riesgo.