El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó un nuevo decreto que busca ofrecer un respiro inmediato a los fabricantes del sector automotriz frente al complejo entorno de aranceles que ha marcado su segundo mandato. La orden ejecutiva establece que, a partir de esta semana, los productores pagarán únicamente el impuesto más alto entre las piezas importadas para ensamblaje, sin sumas adicionales por otros componentes.
Un alivio parcial a los aranceles, pero con fecha de caducidad
Aunque el decreto representa una disminución temporal en la carga tributaria para las empresas automotrices, su impacto será limitado en el tiempo. Está previsto que este fin de semana entre en vigor una nueva tarifa del 25 por ciento sobre autopartes, lo que supondrá un desafío significativo para las cadenas de producción y ensamblaje, especialmente aquellas que dependen de proveedores extranjeros, como México y China.
Además, el decreto contempla la posibilidad de solicitar reembolsos de hasta el 3.75 % sobre los pedidos gravados previamente, lo que ha sido interpretado por analistas como un intento de amortiguar el efecto inmediato de la nueva política arancelaria que se avecina.
¿Por qué Donald Trump insiste en poner aranceles al sector automotriz?
Desde su regreso al poder en 2025, Donald Trump ha retomado su agenda económica basada en el nacionalismo industrial. Su administración ha intensificado las medidas comerciales para reducir el déficit y presionar a las empresas a relocalizar su producción dentro de Estados Unidos. En este contexto, los aranceles a las autopartes forman parte de una estrategia para incentivar la manufactura nacional, aunque con un alto costo para la industria globalizada.
Esta nueva política se suma a las ya impuestas tarifas sobre el acero, el litio y los componentes electrónicos. En particular, los aranceles dirigidos a productos chinos han elevado el costo operativo de las plantas estadounidenses, generando tensiones incluso con aliados comerciales.
Reacciones divididas en el sector automotriz
Mientras algunos fabricantes ven con buenos ojos el decreto temporal de Trump, otros critican la falta de una política clara a largo plazo. Varios representantes del sector han advertido que los constantes cambios arancelarios provocan incertidumbre y encarecen la inversión.
Sin embargo, el presidente mantiene su postura de que la única vía para proteger los empleos estadounidenses es limitar la dependencia de importaciones.