El Papa León XIV, el primer Papa de la Iglesia Católica nacido en la ciudad de Chicago en los Estados Unidos, como buen estadounidense, no se calla la boca cuando algo no le gusta. Y al Papa, las políticas de represión de Donald Trump en contra de los migrantes no lo tienen contento.

Lo que todos nosotros, incluido el presidente Trump debemos esperar de hoy en adelante es que este tipo de crítica ácida continúe. Un crítico de ese tamaño y de esa enorme influencia, nunca le han convenido políticamente a los presidentes de un país cuya población católica es enorme, aunque no sea la dominante.

El 4 de noviembre, en una entrevista con periodistas a las afueras del retiro papal de Castel Gandolfo, cerca de Roma, alguien le preguntó a León XIV sobre los derechos espirituales que deberían tener los migrantes bajo custodia de las agencias estadounidenses.

El mensaje del Papa León XIV desde Roma sobre la crisis migratoria

El Papa respondió citando el pasaje de Mateo 25 en la biblia: ...“Jesús dice muy claramente que al final del mundo se nos preguntará: ‘¿Cómo recibieron al extranjero, lo recibieron y le dieron la bienvenida o no?”.

Y su santidad añadió: “Creo que es necesario hacer una profunda reflexión sobre lo que está sucediendo en Estados Unidos en este momento”.

Las palabras del Papa sonaron como un veredicto. El líder de más de mil 560 millones de seres humanos en el planeta fue muy preciso en su crítica:

“... También, deben considerarse los derechos espirituales de las personas detenidas”, y añadió; “... Y sin duda invitaría a las autoridades a permitir que los agentes pastorales atiendan las necesidades de esas personas”.

No se trató de una simple sugerencia. Era Leo, desplegando todo el peso de la enseñanza católica que son las escrituras que define la ética cristiana para más de mil quinientos millones de almas en todo el mundo.

La Operación Midway Blitz y el despliegue federal en Chicago

El Papa no se podía contener, tenía que hablar en contra del aparato de control de inmigración que ha aterrorizado a miles de habitantes de Chicago desde que comenzó la “Operación Midway Blitz”, a principios de septiembre.

Los resultados de esta cacería de inmigrantes criticada por el Papa, son asombrosos pero al mismo tiempo, son trágicos.

Desde el 9 de septiembre, cuando los agentes federales comenzaron a desplegarse desde una base naval cercana como punto de partida, la operación del Departamento de Seguridad Nacional a través de sus agentes de migración, ha resultado en la detención de al menos 1,000 personas, solo en Chicago y ciudades vecinas.

De ellos, la gran mayoría son indocumentados cuyo único delito ha sido aspirar a una vida más digna de la que tenían en su países.

Y le recuerdo, no tienen visas porque Estados Unidos, emite solo un número pequeño de visas de trabajo especializado para inmigrantes latinoamericanos.

Hay seguidores de Trump que demandan que esta gente venga legalmente a Estados Unidos. Estoy seguro de que todos lo harían si hubiera en donde solicitar esos papeles. Ese sitio no existe. Lo que existen son trabajos duros y mal pagados que los estadounidenses no quieren hacer.

Lo que existe es hipocresía institucional, y el Papa, siendo estadounidense, lo sabe. Por eso, todas estas personas, como anotó el Papa, ¡no son criminales!

El presidente Donald Trump nos había prometido, que los expulsados serían solo criminales y gente con antecedentes de problemas con la ley.

Pero eso, francamente para Trump, no es tan importante. Toda esta tragedia humana para él lo que representa es capital político.

El hacer que estas operaciones en contra de los inmigrantes tengan visos militares, las hace automáticamente material privilegiado en las noticias en la televisión todos los días.

Este es un castigo inhumano para millones de desamparados sin voz y sin defensa, pero para Trump este es un premio. Es la recompensa que Trump y sus asociados buscaban desde el 15 de junio del 2015, cuando desde su torre en Nueva York acusó a todos los inmigrantes mexicanos de ser violadores y narcotraficantes.

Usted ha visto la cobertura en los noticieros y en los canales que emiten noticias las 24 horas al día. Recuerdo vívidamente cómo hacia finales del mes de septiembre, los helicópteros militares BlackHawk, descendieron para allanar un edificio de apartamentos en el llamado South Shore de Chicago.

Se lo digo con todo el conocimiento que me dan 40 años de periodista de televisión. Esas que vi, eran imágenes diseñadas para los noticieros de televisión. Eran propaganda pura a favor de Trump. En inglés y en español las noticias en la televisión aún hoy reúnen en un solo día en los Estados Unidos a audiencias superiores a los 30 millones de personas.

Las imágenes que revelaron el trato a los migrantes

Recuerdo las imágenes porque no solo las vi editadas en la televisión. Vi el pietaje original, escuché los gritos y las quejas de los inmigrantes en su sonido original, y escuché también los insultos y las amenazas de los agentes de inmigración en su sonido original.

Me llamó la atención porque parecían escenas previamente ensayadas para una película. Recuerdo como los agentes rápidamente ataron a cientos de residentes en una sola mañana, haciendo un despliegue de fuerza que a mí me causó que los pelos se me pararan en la nuca.

Lo más dramático, lo más doloroso y lo más indignante es que aun después de toda esa demostración bruta de fuerza, lo único que terminaran arrestando fueran 37 personas, que no pudieron probar en ese preciso momento su estancia legal en Estados Unidos.

En la evaluación final, solamente uno de los detenidos tenía, lo que aún son “presuntos vínculos” con una de las organizaciones criminales de las que Trump tanto se queja.

Por eso es por lo que el Papa León XIV ha estado observando con tanta atención desde Roma: este líder mundial nacido bajo los vientos del lago Michigan, ahora ve cómo su ciudad natal se convirtió ya en algo que él reconoce visceralmente. Él Pontífice católico lleva consigo ese conocimiento.

No, por favor no me malentienda. No es solamente conocimiento teológico abstracto, es experiencia vivida.

Experiencia del Papa León XIV antes de asumir el pontificado

Antes de su elección el 8 de mayo, Leo era el cardenal Robert Prevost, un misionero agustino que pasó años en Perú trabajando con los más pobres. Un misionero que consiguió tanques de oxígeno durante la crisis de la COVID-19. Partió el pan con las comunidades migrantes. Este Papa vivió el Evangelio de Mateo 25, antes de ser elegido la voz principal encargada de predicarlo por el mundo.

Esos antecedentes hoy, son profundamente importantes. Solo considere sus palabras: “... Muchas personas que han vivido durante años y años sin causar problemas se han visto profundamente afectadas por lo que está sucediendo ahora”, dijo el Papa.

Nos queda claro que para él, estas no son estadísticas, son personas.

La enseñanza bíblica que respalda su postura

En su primera exhortación importante desde que asumió el papado, un documento titulado “Dilexi Te” (“Te he amado”), que fue publicado a principios de octubre, el Papa León XIV, colocó la enseñanza católica sobre los migrantes en el centro moral absoluto de la misión de la Iglesia.

El Papa escribió las siguientes palabras que hoy resuenan como profecía: ...“Donde el mundo ve amenazas, Jesús ve niños; donde se construyen muros, el construye puentes”.

El fundamento bíblico que invoca Leo es antiguo e inequívoco. Recorre ambos Testamentos como un hilo conductor.

En Éxodo 22:21, en Levítico, el mandato se intensifica: «Al extranjero que resida con ustedes lo tratarás como a un nativo, y lo amarás como a ti mismo».

En resumen: ¿Qué esperar de las quejas de Su Santidad y del contexto general en el que han ocurrido?

El Papa León XIV basa sus críticas en la enseñanza católica fundamental de la dignidad humana y la ética de la vida. Por eso dice:

“... Las redadas y otras políticas tratan a los inmigrantes de forma extremadamente irrespetuosa e inhumana", “incluso a quienes llevan muchos años viviendo en Estados Unidos”.

Por qué las críticas del Papa impactan en la política de Estados Unidos

Estas palabras son es muy importante porque dan enorme apoyo a los obispos estadounidenses y al excepcional "mensaje especial" de su Conferencia Nacional (USCCB), que condena la difamación de los migrantes, el miedo sembrado por las redadas y la negación de atención pastoral en los centros de detención.

Los obispos, que al fin son políticos también, instan hasta con urgencia a que todos los estadounidenses presten atención a su mensaje.

Desafiando la coherencia "provida": El Papa reconoce que los países tienen derecho a controlar sus fronteras, pero por eso, enfatiza que los problemas de inmigración deben abordarse a través de los tribunales y el sistema de justicia existentes de manera humana, no a través del miedo y las deportaciones masivas.

Efectos esperados tras las declaraciones del primer Papa estadounidense

Es de desear que la franqueza del Papa, especialmente como el primer pontífice estadounidense tenga varios efectos:

  • Que incentive a los líderes católicos y las organizaciones benéficas de EU para movilizar a la base católica;
  • Como líder de 1.400 millones de católicos en todo el mundo (incluidos unos 50 millones en EU), sus palabras constituyen una sólida instrucción moral.
  • Presión política - Sus comentarios, en particular el desafío directo a la coherencia moral de los políticos católicos, introducen una importante dimensión moral en el debate político, y eso mis amigos, dificulta que quienes apoyan la represión desestimen el asunto basándose únicamente en argumentos legales o políticos.

Ojalá y el presidente Trump preste atención. Porque estas críticas severas y muy influyentes seguro que van a seguir. Porque al primer Papa estadounidense le duele la brutalidad contra los inmigrantes en Estados Unidos.