Mercado nuevo, problemas viejos: locatarios de Gaviotas denuncian fallas en obra millonaria
Inaugurado sin agua, sin clima y con locales cerrados: así opera el mercado de Gaviotas, una obra millonaria que dejó más dudas que beneficios.
A orillas del río Grijalva, en Villahermosa, Tabasco, se alza un mercado que, a simple vista, aparenta modernidad. Sin embargo, para los locatarios del nuevo mercado de la colonia Gaviotas, la realidad es muy distinta. La obra, financiada por el gobierno federal con 187 millones de pesos, llegó nueve millones arriba del presupuesto original y con un retraso de un año y nueve meses, pero ni así cumplió con las promesas hechas a los comerciantes.
“No tengo ni una toma de agua": acarreando lo esencial para trabajar
Enrica Carrera, una de las locatarias, lo resume así: “Aquí todo es acarreado, no tengo toma de agua, limpio mis licuadoras con cloro en una palangana y me traigo el agua desde los baños.” Su testimonio refleja una de las principales fallas de la construcción: la ausencia de infraestructura básica como agua potable directa a los locales, lo cual no solo afecta las condiciones de trabajo, sino también pone en riesgo la higiene.
Alfredo Flores, otro comerciante, cuestiona: "¿Cómo nos va a exigir la Secretaría de Salud condiciones higiénicas si no nos dejaron agua abajo?”
Filtraciones, diseño inadecuado y sin posibilidad de mejoras
Además de la falta de servicios, los locatarios denuncian filtraciones en el techo, deficiencias estructurales y un diseño interior que no se adapta a los giros comerciales reales. Rubén, también locatario, lo califica como un proyecto “mal hecho y mal planeado, hecho por alguien que no tenía idea de cómo funciona un mercado”.
Como si fuera poco, los comerciantes tienen prohibido hacer modificaciones, lo que ha generado frustración. “No me dejan poner clima aunque lo necesito. ¿En qué les afecta? Esto también es una cuestión humana”, añade Flores.
Corrupción y adeudos sin resolver
El mercado ya está operando, pero no ha sido oficialmente inaugurado ni entregado al Ayuntamiento, y muchos locales permanecen cerrados. Algunos comerciantes sospechan que los espacios vacíos serán asignados a familiares o amigos de funcionarios, sin transparencia.
Además, persisten adeudos a trabajadores y transportistas que participaron en la obra. Valentín Robles, secretario de la Unión de Volteos, denuncia que: “Nos dicen que esperemos a que SEDATU pague, pero SEDATU ya pagó. Entonces, ¿a qué estamos jugando?”
Locatarios exigen soluciones ante promesas incumplidas
Para los comerciantes, la decepción es profunda. Se sienten engañados y abandonados por un proyecto que debía mejorar sus condiciones de trabajo y que hoy se convierte en una carga. Exigen al gobierno que les permitan hacer las adecuaciones necesarias, y que se atiendan los errores de planeación y ejecución.
Lo que debía ser un ejemplo de desarrollo urbano se ha convertido en otro símbolo de la falta de planeación y el desdén institucional, en palabras de quienes trabajan día a día entre paredes nuevas, pero con problemas de siempre. Una muestras más de la Herencia Maldita de la administración de Andrés Manuel López Obrador.