Desde 2018, solo pláticas y promesas: Juárez se hunde en un mar de asesinatos y desapariciones

Las voces de estos familiares hartos de promesas vacías son un llamado urgente para que las autoridades retomen el compromiso real con la justicia y la seguridad.

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Por: Felipe Vera

Con información de: Roberto Domínguez

Desde hace años, Ciudad Juárez se ha convertido en epicentro de una de las crisis más graves de violencia en México, donde los homicidios y desapariciones crecieron alarmantemente durante la administración del expresidente Andrés Manuel López Obrador.

Familias de las víctimas han manifestado su profundo desencanto con las promesas incumplidas de justicia y seguridad, dejándolos atrapados en un ciclo de impunidad y dolor.

Voces desgarradoras de familiares que claman justicia

José Luis Castillo, padre de Esmeralda Castillo Rincón, desaparecida en mayo de 2009, es una de las muchas voces que claman por justicia. Su hija es solo una de las 1,500 personas desaparecidas en Ciudad Juárez, una ciudad que en los últimos cinco años ha registrado más de 800 feminicidios.

“Administraciones van, administraciones vienen y no hacen nada por encontrar a las personas que se llevaron a nuestras hijas”, lamenta José Luis, reflejando la frustración de cientos de familias que aún buscan respuestas.

En 2018, durante una visita a la ciudad, López Obrador prometió un cambio verdadero.

“Va a haber justicia, no habrá corrupción ni impunidad”, expresó el entonces presidente, generando esperanzas entre las madres buscadoras presentes.

Sin embargo, estas promesas quedaron en el aire. José Luis recuerda que, tras exigir que investigaran el caso de su hija, “nos sentimos como si estuviéramos hablándole a la pared”. La violencia no solo no disminuyó, sino que se agravó.

El incremento de la violencia y la colusión señalada por las víctimas

Consuelo López, quien busca a su hija Griselda Murúa López desde 2009, coincide en que la seguridad y la justicia siguen siendo una quimera en la frontera: “Nos gustaría tener una autoridad que tenga palabra”.

Por su parte, Susan Montes, madre de una víctima de feminicidio, relata el dolor desgarrador de recibir solo la cabeza de su hija y la impotencia de ver cómo esta violencia persiste sin control.

Las familias denuncian además una preocupante colusión entre crimen organizado y autoridades, que facilitan la desaparición y asesinato de jóvenes mujeres y hombres.

“La misma porquería continúa, y con la presidenta actual todo apunta a que seguirá igual”, advierten con tristeza y cansancio.

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