Cuando Morena llegó al poder en 2018, lo hizo con una narrativa clara: transformar la vida pública del país, terminar con la corrupción y poner fin a décadas de gobiernos marcados por el abuso y el descontento. Sin embargo, seis años después, la frustración social ha comenzado a brotar con fuerza incluso entre quienes alguna vez defendieron con firmeza al movimiento encabezado por Andrés Manuel López Obrador (AMLO), así como sus promesas.

Hoy, los señalamientos sobre las promesas incumplidas de Morena son cada vez más frecuentes. Ciudadanos, analistas y organizaciones civiles cuestionan los resultados en materia de salud, seguridad, educación, economía y derechos humanos y es que la percepción generalizada es que, lejos de cumplir sus objetivos, el gobierno actual ha profundizado varias de las problemáticas estructurales del país.

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El deterioro del sector salud, justicia y seguridad de México

Uno de los temas más sensibles ha sido el sistema de salud, particularmente tras la desaparición del Seguro Popular y la fallida implementación del INSABI, que dejó a millones sin acceso a servicios médicos. El rezago en infraestructura, abasto de medicamentos y atención a enfermedades crónicas creció significativamente durante este sexenio.

En seguridad pública, el país ha vivido años con cifras récord de homicidios dolosos, desapariciones y violencia contra periodistas. Pese a la militarización sin precedentes de funciones civiles, la inseguridad no ha cedido, y en muchas regiones, los ciudadanos sienten que los grupos criminales tienen más presencia que el propio Estado.

Mientras tanto, la corrupción sigue presente, aunque ahora con nuevos rostros, pues investigaciones por conflicto de interés, contratos irregulares, favoritismo en licitaciones públicas y opacidad en megaproyectos han manchado la narrativa de honestidad que impulsó a Morena desde el inicio.

¿Y la economía? Promesas de crecimiento de Morena que nunca llegaron

En lo económico, el crecimiento prometido jamás se materializó. Hoy México atraviesa un estancamiento estructural que ni los programas sociales ni la inversión pública han logrado revertir. La deuda pública ha aumentado, y las oportunidades laborales formales siguen sin cubrir la demanda de una población joven que enfrenta precariedad y falta de movilidad social.

A esto se suma el desgaste institucional, pues organismos autónomos han sido debilitados o desaparecidos, la polarización política se ha acentuado, y el discurso oficial ha tendido a descalificar voces críticas en lugar de dialogar.

Un llamado al juicio crítico: más allá del discurso del régimen de Morena

Finalmente, la ciudadanía comienza a evaluar más allá de las promesas. No se trata de comparar con gobiernos anteriores, sino de medir con datos, hechos y resultados. Los principios de “no mentir, no robar, no traicionar” que una vez unieron a millones hoy son cuestionados por los propios votantes que apostaron por una transformación que, para muchos, no llegó.