Pocos olvidarán la noche del 10 de mayo de 2024, cuando el cielo de México se tiñó de colores imposibles, regalándonos un espectáculo de auroras boreales que quedó grabado en la memoria colectiva. Lo que muchos vieron como un hermoso fenómeno fue, en realidad, una seria advertencia. Expertos de la UNAM aseguran que esa poderosa tormenta solar, la más intensa en dos décadas, no fue el evento principal, sino apenas el inicio. La verdadera amenaza, una que podría provocar un “apagón masivo”, sigue latente.

¿Qué es una tormenta solar y por qué debería preocuparnos?

El Sol, esa fuente de vida que vemos a diario, no es una esfera de fuego tranquila. Su actividad, explican científicos del Instituto de Geofísica de la UNAM, obedece a ciclos de aproximadamente 11 años marcados por la aparición de manchas solares. Cuando estas manchas oscuras abundan, el Sol entra en su “máximo”, una fase de alta inestabilidad. Actualmente, nos encontramos en el pico de este ciclo, previsto entre 2024 y 2025.

Durante este periodo, el Sol puede liberar repentinamente enormes cantidades de energía en forma de fulguraciones y eyecciones de masa coronal (CME). Si estas nubes de plasma sobrecalentado viajan en dirección a la Tierra, el impacto desencadena una tormenta geomagnética, un fenómeno con el poder de alterar nuestro campo magnético y afectar gravemente la tecnología de la que dependemos.

El aviso de 2024: La noche que México observo el espectáculo de auroras boreales

Aquella noche del Día de las Madres de 2024 fue la prueba perfecta. El Servicio de Clima Espacial México (SCiESMEX), operado por la UNAM, emitió alertas tempranas sobre una serie de tormentas solares severas que se dirigían a nosotros. El impacto fue tan extremo que, durante más de 39 horas, se observaron auroras boreales en lugares insólitos como:

  • Jalisco
  • Zacatecas
  • Michoacán
  • Incluso cerca de la CDMX

El espejo del pasado: ¿Qué fue el evento Carrington de 1859?

Lo ocurrido en 2024 inevitablemente recordó a la tormenta solar más violenta de la historia: el Evento Carrington de 1859. Según registros históricos recuperados por la UNAM, en aquella ocasión una llamarada observada por el astrónomo Richard Carrington golpeó la Tierra 17 horas después. El impacto provocó auroras tan brillantes que se podía leer el periódico en plena noche en todo el mundo, incluyendo Cuba y la CDMX, donde el director del Colegio de Minería y sus alumnos quedaron atónitos.

Pero no fue solo un espectáculo: la tormenta interrumpió la tecnología más avanzada de la época, los telégrafos, que echaban chispas y operaban sin baterías por la corriente inducida desde el cielo.

Un apagón global: El verdadero riesgo de una tormenta solar para México

Si el evento Carrington ocasionó el colapso de los telégrafos de 1859, ¿qué le haría a nuestra sociedad hiperconectada de 2025? La UNAM y la comunidad científica internacional son claras: las consecuencias serían catastróficas. Una tormenta solar violenta hoy no solo afectaría las comunicaciones; enfrentamos el riesgo de:

  • Apagón masivo, podría quemar transformadores cruciales de las redes eléctricas, dejando a ciudades o países enteros sin luz durante semanas o meses.
  • Colapso de satélites, el GPS, las comunicaciones satelitales y las previsiones meteorológicas quedarían fuera de servicio.
  • Caída de internet, las redes de fibra óptica, la navegación aérea y las telecomunicaciones enfrentarían interrupciones a escala global.

El reciente aniversario del Evento Carrington y el recuerdo imborrable de las auroras de 2024 nos dejan una lección clara: el Sol da la vida, pero también representa un riesgo global.