“Mi sueño no es Estados Unidos”: Tijuana sin Hambre, la fundación que alimenta la esperanza en la frontera

“Mi sueño es mi país”. En Tijuana, una fundación entrega 3,500 comidas diarias a migrantes. Conoce “Tijuana sin Hambre” en un reportaje de Carolina Rocha para FIA.

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Por: Carolina Rocha, Carlos Alberto Pérez

Mi sueño no es Estados Unidos ni México. Mi sueño es mi país. ¿Quién vive sin sus hijos?”. Ese es el testimonio de una mujer migrante de Nicaragua, quien huyó de las amenazas de muerte que sufría por la dictadura de Daniel Ortega y quien ahora encuentra refugio en Tijuana. Su voz, cargada de anhelo y dolor, es una de las muchas que subsisten gracias a la labor de “Tijuana sin Hambre”, una fundación que se ha convertido en el último bastión de esperanza para miles.

La historia completa, que revela el rostro más humano de la crisis migratoria en la frontera norte, es presentada en un reportaje especial de Carolina Rocha para Fuerza Informativa Azteca (FIA), presentado en Hechos Sábado.

Un plato de comida, un millón de esperanzas al año

Lo que comenzó como una iniciativa durante la pandemia, hoy es una operación humanitaria masiva. Desde las 6 de la mañana, los voluntarios de “Tijuana sin Hambre” se reúnen para preparar las que podrían ser las únicas comidas del día para 3,500 personas, entre migrantes, ancianos y niños en situación de vulnerabilidad. Al año, la fundación entrega más de un millón de raciones.

“La mayoría de las personas que atendemos viene huyendo de pobreza, de violencia y la verdad es que ponerles un plato de comida caliente sobre su mesa, es lo máximo para nosotros”, asegura Maru Riqué, fundadora de la asociación civil, en entrevista con FIA.

“Vienen sin nada, con toda su vida en la mochila”

El trabajo de la fundación es vital para los albergues más importantes de la ciudad fronteriza, que enfrentan una situación crítica. Maru Riqué explica que la ayuda es fundamental para quienes llegan “sin nada, con toda su vida en la mochila”, buscando una oportunidad o simplemente un lugar seguro, lejos de la violencia que los expulsó de sus hogares.

Tijuana sin Hambre” también ha sido víctima colateral de las políticas migratorias restrictivas. La fundadora advierte que, desde hace años, los albergues ya no reciben ningún tipo de apoyo proveniente de Estados Unidos, lo que ha dejado a muchos centros de ayuda en una posición insostenible.

“No tienen cómo pagar la luz, el gas, la comida...”, lamenta Riqué, describiendo una crisis silenciosa que amenaza con dejar desamparados a los más vulnerables en la frontera norte, un desafío que el reportaje explora a fondo.

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