En una de las sentencias más duras de los últimos años, un tribunal chino ha condenado a muerte a Liu Xingtai, exvicepresidente de la Asamblea Popular de la provincia de Hainan, por aceptar sobornos por un valor de más de 316 millones de yuanes (aproximadamente 43 millones de euros o 953 mil millones de pesos) . La sentencia, dictada este martes, incluye una “suspensión de dos años”, una particularidad del sistema legal chino que a menudo conmuta la pena capital por cadena perpetua.

Este veredicto contra un funcionario de alto rango representa un nuevo golpe de efecto en la campaña anticorrupción impulsada por el presidente Xi Jinping, reafirmando el mensaje de tolerancia cero del Partido Comunista contra la corrupción en sus filas.

Dos décadas de corrupción en Shandong y Hainan

Según el veredicto del Tribunal Popular Intermedio de la ciudad de Guilin, Liu Xingtai aprovechó sus sucesivos cargos de poder en las provincias de Shandong y Hainan durante más de dos décadas, entre 2003 y 2024. Durante este tiempo, utilizó su influencia para ayudar a individuos y empresas en la adjudicación irregular de contratos, la facilitación de operaciones comerciales y la liberación de fondos públicos.

A cambio, aceptó dinero y objetos de valor por una suma que el tribunal determinó que superaba los 43 millones de euros.

Durante su juicio, celebrado el pasado 29 de mayo, Liu se declaró culpable de todos los cargos y expresó remordimiento. Además de la pena de muerte suspendida, ha sido privado de sus derechos políticos de por vida, se le confiscará todo su patrimonio personal y sus ganancias ilícitas serán recuperadas por el tesoro estatal.

Campaña anticorrupción de Xi Jinping

El caso de Liu Xingtai no es un hecho aislado, sino una pieza más en la masiva y prolongada campaña anticorrupción lanzada por el presidente Xi Jinping desde su llegada al poder. Bajo el lema de perseguir tanto a “tigres” (altos funcionarios) como a “moscas” (burócratas de bajo nivel), esta purga ha procesado a cientos de miles de miembros del Partido Comunista en todos los niveles del gobierno y el ejército.

Liu, por su alto cargo provincial, entra claramente en la categoría de “tigre”. La campaña ha sido una herramienta fundamental para Xi, no solo para atajar la corrupción endémica que amenazaba la legitimidad del partido, sino también para consolidar su poder y eliminar a posibles rivales políticos.