El ataque perpetrado por un joven en el Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Sur, que resultó en la trágica muerte de un estudiante y dejó heridos a otras personas, ha puesto en evidencia una jerga digital que, hasta ahora, era ajena para la mayoría. Términos como “Chad”, “brocel” o “incel”, son parte del vocabulario de la subcultura incel, la cual se caracteriza, en primera instancia, por la frustración, el resentimiento y el odio hacia las mujeres.

El 22 de septiembre, el agresor, un estudiante de CCH Sur, entró al plantel de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y, en el estacionamiento, agredió fatalmente a un joven de 16 años. Según testigos, el atacante vestía ropa oscura y usaba una pañoleta de calavera, un atuendo que había mostrado previamente en su perfil de Facebook.

En un mensaje, el agresor expresó su hartazgo, su resentimiento por nunca haber tenido una relación amorosa con una mujer y su intención de “retribuir” el dolor a las personas. También agradeció a sus “brocels” por el apoyo.

¿Qué es “incel” y de dónde proviene el término?

La palabra “incel” es una contracción del término en inglés “celibato involuntario”. Esta subcultura, conformada por hombres jóvenes, basa su identidad en la creencia de que no pueden establecer relaciones afectivas ni sexuales.

Estas situaciones los lleva a desvalorizar a las mujeres y a resentir a los hombres que consideran atractivos, a quienes llaman “Chads”. Aunque no todos los “incels” son violentos, muchos de los foros en línea de estas comunidades normalizan el odio y la agresión.

El fenómeno incel es una muestra de cómo el discurso de ciertos espacios virtuales puede transformarse en un factor de riesgo para la violencia en la vida real.

Expertos en salud mental sugieren que el fenómeno incel debe ser considerado un problema que va más allá de un marco puramente policial, ya que también implica el aislamiento social y una distorsionada percepción de la discriminación.

¿Qué sucedió en CCH Sur donde un estudiante perdió la vida tras una agresión?

La investigación de este caso reveló que, antes de la agresión, el atacante había publicado en un grupo de Facebook llamado “Farmacia Curincels”, utilizando frases y simbología de la subcultura incel.

El atacante, tras herir a otro estudiante, también intentó herir a la novia de la víctima, quien logró escapar ilesa. También lesionó a un trabajador que intervino para detener el incidente. Finalmente, acorralado por estudiantes y personal de la escuela, se arrojó desde un tercer piso, sufriendo graves fracturas en las piernas.

El incidente, que se difundió rápidamente en redes sociales y medios de comunicación, ocasionó que la UNAM suspendiera las clases y a desalojara el plantel. Las autoridades iniciaron una investigación por homicidio y lesiones, mientras que la universidad se comprometió a mejorar sus protocolos de seguridad y a reforzar los servicios de salud mental para su comunidad.

Al final, este trágico suceso vuelve a demostrar el peligro que representa la radicalización digital y la propagación del odio en línea, especialmente cuando esta incitación trasciende el mundo virtual para detonar una tragedia en el mundo real.