La violencia que azota a muchas regiones de México obliga a miles de familias a tomar la decisión más difícil de sus vidas: huir de las regiones que los vieron nacer. Ahora, los migrantes mexicanos huyen para sobrevivir, aun con los riesgos que implica llegar a Estados Unidos.
Regresar no es una opción: La historia de migrantes mexicanos
Mariana Ocampo, es madre de dos pequeños de 8 y 10 años y proviene de un pequeño pueblo en Guerrero, donde la inseguridad son una constante amenaza.
Ante el terror sembrado por el crimen organizado, ella decidió abandonar su hogar en busca de una vida más segura para sus hijos. Sin embargo, esta decisión fragmentó, no solo su vida, sino también a su familia.
“A esa edad, ya se los jalan a trabajar a la fuerza, no es porque quieran”,comparte Mariana, “los meten a trabajar, ya sea para vender droga, robar o pedir cuotas”. En su pueblo, la violencia y las amenazas son tan omnipresentes que los niños ya no tienen otra opción más que unirse a estos criminales.
“Todo eso dejarlo me costó mucho, dejar mi lugar de origen, porque es muy doloroso, yo crecí allá", narra la migrante mexicana para Fuerza Informativa Azteca (FIA).
Para muchas personas, como Mariana, quedarse y luchar no es una opción, ya que en sus comunidades hablar de los crímenes que enfrentan significa una condena a la desaparición.
Un pueblo callado: El fracaso de la seguridad en México
Según las últimas cifras del Departamento de Seguridad, México, junto con Guatemala y El Salvador, son los países con mayores índices de migración debido a la violencia.
En lugar de emigrar con la esperanza de un futuro mejor, muchas familias ya no buscan un progreso económico, sino que huyen de la muerte y el dolor.
“Las familias ya no vienen por salir adelante, sino que ya vienen huyendo. Le mataron al esposo, le mataron a la esposa”, explica Héctor Silva, director del Albergue Senda de Vida, una institución que atiende a migrantes que han dejado atrás el sufrimiento.
Políticas de Donald Trump ponen en jaque a migrantes en México
Mariana, ahora migrante, se encuentra en la frontera de Reynosa, Tamaulipas, con la esperanza de encontrar una oportunidad de asilo en Estados Unidos. Pero, con los recientes cambios en las políticas migratorias impulsadas por la administración de Donald Trump la han dejado en una situación aún más incierta.
El cruce ilegal por el río Bravo es una de las alternativas más peligrosas que enfrentan los migrantes que esperan asilo. Sin embargo, la desesperación es tal, que algunos se arriesgan a atravesar las aguas turbulentas, con la esperanza de un futuro mejor, lejos de la violencia que los persigue.
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