“La selva del Darién no es tan difícil como aquí”: Así luce la frontera de Piedras Negras, Coahuila

En el corazón de México, una realidad desgarradora se vive cada día con cientos de migrantes mexicanos que buscan huir de la violencia en sus estados. Sin embargo, lejos de encontrar la esperanza, se enfrentan a nuevas adversidades que los golpean aún más fuerte en la frontera de Piedras Negras, Coahuila.

Pese al cierre de puertas, estas personas no están dispuestas a rendirse y regresar a las tierras de donde fueron desplazados, aun con la incertidumbre que existe para los migrantes con la llegada de Donald Trump.

“En el centro del país se conjuga mucho lo que es la violencia, y las personas ya estamos cansados de eso”, expresa Israel Rodríguez, encargado del Albergue Iglesia Bautista.

Esta violencia que persigue a tantos mexicanos se convierte en una de las principales razones para huir. Ya no solo buscan escapar de la inseguridad, sino también de la miseria que azota a sus regiones, gracias al terror que han sembrado grupos criminales.

“Están empeñados en detenerlos, pero la realidad es que no los van a detener”, afirma Israel. A pesar de las amenazas y las condiciones extremas, los migrantes mexicanos siguen adelante, sabiendo que regresar a las tierras que los vio nacer no es una opción.

La búsqueda de una oportunidad laboral se convierte en una lucha desesperada por sobrevivir. Pero lejos de encontrar soluciones, muchos terminan siendo víctimas de la violencia organizada y la explotación en su travesía hacia el norte.

A esta situación se suman los migrantes venezolanos, quienes también enfrentan sus propias luchas al llegar a México. “La verdad es que la selva del Darién no es tan difícil como estar aquí. México es una zona muy peligrosa ahorita”, afirma Emanuel Rincón, un migrante venezolano.

A lo largo de los últimos años, la frontera entre Piedras Negras , Coahuila y Eagle Pass, Texas, ha estado cada vez más militarizada. Lo que antes era un cruce de migrantes buscando una oportunidad ahora se ha convertido en un muro de piedra y acero.

“Mire el Río Bravo hoy completamente desierto”, comenta un testigo de la frontera. Estados Unidos ha implementado políticas más estrictas para bloquear el paso de migrantes, cumpliendo su objetivo de cerrarle el paso a aquellos que buscan un futuro mejor.

Con la llegada de Donald Trump al poder, el sueño de huir de la violencia y la pobreza se ha desvanecido para muchos, por lo que una vez detenidos y deportados, los que pasen por Coahuila terminarán aquí, en una antigua textilera.

Este es el destino final para muchos que cruzan la frontera, un lugar a 100 kilómetros del Río Bravo, en una antigua nave industrial de la ciudad de Sabinas, donde se albergarán a miles de migrantes que no lograron alcanzar su sueño americano.

Este antiguo complejo textil, en desuso desde hace más de una década, se ha convertido en el último refugio para miles de personas que, como los mexicanos, huyen de la pobreza y la violencia. En este lugar, el sueño americano se desvanece, y con él las esperanzas de muchos que solo buscaban un futuro más prometedor.