La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) hizo una inusual y franca admisión durante la sesión de ayer, 27 de octubre: el nuevo impuesto a las bebidas azucaradas, light y cero no tendrá un impacto significativo en la reducción de su consumo, pero sí en las arcas del gobierno.

El refresco es un producto "inelástico", es decir, que no representa un cambio significativo

Carlos Lerma Cotera, subsecretario de Ingresos, explicó ante la Comisión de Justicia que los refrescos son considerados "productos inelásticos". Esto significa que el consumidor, sin importar el aumento del precio, tiende a seguir comprándolos.

El funcionario basó su argumento en la experiencia histórica:

"De los estudios que tenemos de la imposición de 2013, efectivamente nos da que tienen una resistencia del consumo y el consumo disminuyó en un 5% las bebidas," señaló Lerma Cotera. Es decir, la gente los sigue comprando, aunque suban de precio, un factor que convierte a los impuestos sobre estos productos en una fuente de ingresos confiable, más que en una herramienta de política pública sanitaria efectiva.

¿Cuánto costarán el refresco y bebidas azucaradas para 2026?

Con los nuevos ajustes fiscales, el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a las bebidas azucaradas pasará de 1.64 a 3.01 pesos por litro. Además, por primera vez, el cobro se extenderá a las versiones light y cero, que pagarán 1.5 pesos por litro.

En total, los llamados "impuestos saludables", que también incluyen tabaco y videojuegos, dejarán una bolsa de 42 mil millones de pesos extra, aunque Hacienda insiste en que no habrá impacto en el empleo ni en las ventas, enfocando el debate en el beneficio económico directo para el Estado.

Aunque el impuesto a refrescos y bebidas azucaradas fue ajustado a 1.5 pesos por litro (tras un acuerdo con la industria), Hacienda proyecta que esta actualización podría elevar el precio de las bebidas hasta en 10%. Estas medidas, según la oposición, representan una "recaudación disfrazada de actualización" que acentuará la presión sobre los contribuyentes cumplidos y, en términos prácticos, significará que los mexicanos pagarán más por los mismos productos y servicios.