Gobiernos corruptos, criminalidad en aumento, impunidad, incertidumbre económica y falta de oportunidades laborales son algunas de las razones que han llevado a miles de jóvenes de la llamada Generación Z a tomar las calles en distintos países.
Lo que comenzó en Nepal se ha replicado en Francia, Indonesia, Perú, Paraguay y Marruecos y aunque sus reclamos nacen de contextos distintos, comparten una misma raíz: el hartazgo.
Pero esta lucha no es exclusiva de su generación. Los jóvenes se han convertido en la voz del pueblo, canalizando el descontento social con una fuerza que ha sacudido gobiernos y estructuras políticas.
Nepal: el inicio de la revuelta
En solo 48 horas, una revuelta encabezada por jóvenes derribó al gobierno nepalí. El saldo fue trágico: 72 muertos.
La indignación estalló cuando, a través de redes sociales, los jóvenes descubrieron imágenes de políticos y sus familias disfrutando lujos desmedidos mientras la población enfrentaba pobreza y abandono. La brecha entre gobernantes y gobernados se volvió intolerable.
Un símbolo inesperado: One Piece
La imagen de una calavera con sombrero de paja —símbolo del anime One Piece— se ha convertido en emblema de esta nueva ola de protestas. Para muchos jóvenes, representa la lucha por la libertad y la resistencia frente a la opresión. Las redes sociales han sido clave para viralizar este símbolo y conectar movimientos en distintos países.
Perú: el desencanto con la política
En Perú, el movimiento juvenil ha crecido con fuerza. La presidenta Dina Boluarte intentó responder con llamados a la unidad, pero sus palabras fueron recibidas con escepticismo. Su declaración de que los manifestantes estaban siendo manipulados por partidos de oposición fue vista como un grave error.
Estos jóvenes no responden a partidos: están hartos de todos ellos. La respuesta ha sido una mejor organización, con el respaldo de colectivos estudiantiles y juveniles que ya existían. No olvidemos que desde 2016, ningún presidente peruano ha logrado completar su mandato, reflejo de una democracia frágil y desgastada.
Paraguay: “Somos el 99%”
El fin de semana pasado, Asunción fue testigo de una movilización masiva. Jóvenes paraguayos salieron a exigir el fin de la corrupción, empleo digno, seguridad, salud y servicios públicos funcionales. Bajo el lema “Somos el 99%”, demandan que el gobierno cumpla con su deber.
Marruecos: el dolor como detonante
La muerte de ocho mujeres embarazadas en hospitales públicos, evidencia del colapso del sistema de salud, fue el detonante de las protestas en Marruecos. El movimiento “GenZ 212” se declara apartidista, pero profundamente preocupado por el futuro.
Las manifestaciones se extendieron por todo el país y terminaron en enfrentamientos con la policía: al menos dos muertos y más de 400 detenidos.
Jóvenes que han movido al mundo
A lo largo de la historia, los jóvenes han protagonizado movimientos de transformación profunda. Han desafiado sistemas, cuestionado injusticias y abierto caminos hacia sociedades más libres y justas. Aunque muchas veces sus luchas terminan cooptadas por intereses políticos, su impulso inicial es genuino y poderoso.
Algunos ejemplos históricos:
- Mayo del 68 (Francia): Estudiantes universitarios lideraron protestas contra el autoritarismo, el capitalismo y la rigidez educativa.
- Movimiento por los Derechos Civiles (EE.UU.): Jóvenes afroamericanos como John Lewis encabezaron marchas y boicots para exigir igualdad racial.
- Primavera Árabe (2010–2012): Jóvenes en Túnez, Egipto y Siria organizaron manifestaciones digitales y presenciales para exigir democracia y dignidad.
Los jóvenes no son el futuro, son el presente que empuja al mundo hacia adelante.
¿Quiénes son la Generación Z?
Nacidos entre finales de los años 90 y 2010, crecieron rodeados de tecnología, internet y redes sociales. Son nativos digitales, multitareas, autodidactas y profundamente críticos del sistema laboral tradicional.
Un estudio reciente de Randstad reveló que su permanencia promedio en un empleo es de apenas 1.1 años. No buscan estabilidad eterna, sino aprendizaje, propósito y flexibilidad. Uno de cada tres planea cambiar de trabajo en el próximo año, y muchos optan por combinar varias actividades para generar ingresos.
Llegan al mercado laboral con ambición y confianza, pero enfrentan un mundo con menos oportunidades de entrada y mayores exigencias. Si el sistema no les ofrece lo que necesitan, ellos lo reinventan.