Si alguien es culpable del trauma infantil de cientos de mexicanos, es Silvia Pinal . Los sábados a las ocho de la noche, después de las películas de Pedro Infante, iniciaba el tormento para muchos de mi generación. Tras un intro instrumental, de por sí ya
dramático, la diva otoñal, con carta en mano, presentaba la historia de alguna mujer de México para dar paso a la actuación del caso.
Mujeres golpeadas, infidelidades, maltratos, desapariciones e incluso brujerías, eran el pan de cada sábado que nuestros inocentes ojos consumían; aun sin lograr entender del todo, sentíamos lo que aquellas mujeres sufrían en su día a día.
Silvia Pinal: La versatilidad de una diva del cine mexicano
Pero antes del visionario unitario Mujer, casos de la vida real, Silvia Pinal ya era Silvia Pinal . Una artista en toda la extensión de la palabra: Actuaba, cantaba, conducía y danzaba con tal talento, que la más talentosa de la actualidad no se le acerca un poco. Silvia fue capaz de pasar por todos los géneros y toda clase de personajes, desde la hueca y superficial Mane en El inocente hasta la inocente beata en Viridiana.
Mientras dejaba legado en la pantalla grande, también lo hacía en la chica, con programas y telenovelas; y en el teatro, ya fuera como productora o actriz de puestas como Mame y ¡Qué tal, Dolly! Su papel de musa de Luis Buñuel y Diego Rivera, no la separó del piso de la lucha sindical en favor de sus compañeros actores, ni de senadora y presidenta del DIF de Tlaxcala, cargo que desempeñó mientras su esposo, Tulio Hernández, fue gobernador de aquel estado.
La diva que brilló entre leyendas del cine mexicano
A Silvia Pinal le tocó una época irrepetible. Estuvo rodeada de figuras como Pedro Infante, Sara García, Cantinflas y los hermanos Soler. Y aunque ya había divas antes que ella, pues Dolores del Río y María Félix ya eran actrices reconocidas, Silvia no se achicó, su carisma inigualable le abrió paso en un mundo de estrellas inalcanzables.
Pero en su vida no todo fue color de rosa. Entre matrimonios tormentosos, la muerte de las Viridianas y los escándalos de sus propios hijos, la matriarca fue tema de programas y revistas de espectáculos durante gran parte de su trayectoria. Todo el cúmulo de amargas experiencias, aunado al atrevimiento con el que innovó en épocas donde el machismo predominaba, hacen de Silvia Pinal un verdadero icono de la cultura mexicana, porque ya sea por películas, programas o memes, es reconocida por generaciones enteras.
Adiós a la última diva de México.