De promesas a la destrucción: la herencia ambiental que dejó el Tren Maya en la selva
Activistas ya habían alertado sobre el ecocidio en la selva ante la construcción del tren, asegurando que el problema no era la obra, sino cómo se estaba construyendo.
A pesar de las promesas de desarrollo sustentable, la construcción del Tren Maya ha generado daños ecológicos de gran magnitud en la selva maya, particularmente en el tramo 5 que atraviesa la zona de Quintana Roo.
A gritos desesperados, el ambientalista José Urbina le pedía a Claudia Sheinbaum en 2024 ser testigo del ecocidio; sin embargo, los oídos sordos y la indiferencia de las autoridades no pudieron aceptar una realidad documentada.
Daños irreversibles en el Tren Maya: fauna desplazada y vestigios destruidos
Uno de los principales problemas ha sido la intervención directa sobre el sistema de acuíferos subterráneos, que conforma una red de ríos, cenotes y cuevas de gran valor ambiental, cultural y arqueológico.
En este ecosistema frágil, el uso de pilotes sin recubrimiento provocó fugas de cemento y óxidos, contaminando el agua y afectando a especies únicas.
Esta construcción implicó perforaciones profundas para colocar pilotes que sostienen las vías del tren, sin respetar la fragilidad del suelo ni el flujo natural del agua.
Este tramo que prometía una conectividad más rápida, solo provocó que especies endémicas como la dama blanca y la anguila ciega, peces que habitan únicamente en estas cuevas subterráneas y que ahora podrían desaparecer por alteraciones en su hábitat.
Fauna desplazada por ruido y destrucción del entorno
Más allá del agua, el daño visible también ha sido documentado en la fauna terrestre. Con maquinaria pesada operando todos los días, animales como jaguares, monos, aves y reptiles fueron forzados a huir de sus territorios.
Videos y fotografías de José Urbina muestran animales desorientados en lo que antes consideraban su hogar, pero el ruido de las perforaciones y explosiones dejó un desequilibrio ecológico en la región.
En el kilómetro 281 de la carretera 307 Cancún–Tulum, se abrió un libramiento vial sin contar con manifestación de impacto ambiental ni cambio de uso de suelo y, aunque la Profepa clausuró el sitio, los daños ya estaban hechos.
Científicos advierten que la recuperación tomará décadas
Investigadores del Colegio de la Frontera Sur, con sede en Chetumal, han advertido que los ecosistemas afectados por las obras del Tren Maya podrían tardar décadas en recuperarse, si es que pueden hacerlo.
Aunque el Gobierno federal ha defendido este megaproyecto como una vía de desarrollo económico y turístico para el sureste del país, los datos sobre su impacto ambiental están ahí y no se pueden negar.