La dimisión de Sébastien Lecornu como primer ministro de Francia, apenas 27 días después de su nombramiento, no es un simple reajuste de gabinete. Su renuncia, la del tercer jefe de gobierno en un año y el quinto en el segundo mandato de Emmanuel Macron, ha dejado de ser una anécdota de la política interna francesa para convertirse en una señal de alarma que resuena en los mercados financieros y en los pasillos de Bruselas.
Francia, la segunda economía de la eurozona, se ha vuelto ingobernable, y el riesgo de contagio es ahora una amenaza tangible.
La crisis que hoy sacude a Francia es la consecuencia directa de la apuesta fallida de Macron en las elecciones legislativas anticipadas de julio de 2024, que resultaron en una Asamblea Nacional fragmentada y sin una mayoría clara. Desde entonces, el presidente ha sido incapaz de construir una coalición estable, quedando a merced de alianzas volátiles que se desmoronan ante la primera prueba de fuego.
La parálisis de un presidente
El segundo mandato de Emmanuel Macron ha estado definido por una inestabilidad gubernamental crónica. Antes de la gestión de Lecornu, pasaron por el cargo figuras como Élisabeth Borne, Gabriel Attal y François Bayrou, todos incapaces de consolidar una mayoría operativa en una Asamblea Nacional donde la coalición centrista de Macron.
La cámara baja francesa se encuentra dividida en cuatro grandes bloques irreconciliables: la izquierda aglutinada en el Nuevo Frente Popular (NFP), la derecha radical de Agrupación Nacional (RN) liderada por Marine Le Pen, la derecha clásica de Los Republicanos (LR) y el propio bloque macronista.
#Mundo | A menos de un mes en el cargo, El primer ministro de #Francia, Sebastien Lecornu, dimitió este lunes apenas unas horas después de haber presentado su nuevo gabinete, en un movimiento sorpresivo que sumió aún más al país en una crisis política. pic.twitter.com/gI0DHxlxIM
— Fuerza Informativa Azteca (@AztecaNoticias) October 6, 2025
Para gobernar, Macron necesita 289 escaños, pero su coalición apenas supera los 150. Esta debilidad parlamentaria convierte la aprobación de cualquier ley, especialmente los presupuestos, en una batalla extenuante que a menudo termina en derrota o en el uso de mecanismos constitucionales para gobernar por decreto, lo que erosiona aún más su legitimidad.
La renuncia de Lecornu se produjo precisamente por este motivo: la imposibilidad de formar un gobierno y asegurar los apoyos necesarios para sacar adelante las cuentas de 2026. “Ya no se daban las condiciones para gobernar”, sentenció, evidenciando el bloqueo total.
Los mercados: el riesgo francés se dispara
La prima de riesgo de Francia se ha disparado. El diferencial entre los bonos del gobierno francés a 10 años (OAT) y sus equivalentes alemanes, considerados el activo más seguro de Europa, ha alcanzado los 86 puntos básicos. Este nivel de desconfianza de los inversores no se veía desde julio de 2012, en el apogeo de la crisis de la deuda soberana de la eurozona.
Este indicador técnico traduce una realidad muy simple: prestarle dinero a Francia se ha vuelto significativamente más caro porque los inversores perciben un mayor riesgo de inestabilidad. El banco de inversión advierte que la incertidumbre política podría traducirse en un crecimiento del PIB 0,2 puntos porcentuales más débil y en un aumento del déficit.
La parálisis política no es gratuita; tiene un coste económico directo que ya se está reflejando en la caída de la bolsa de París y la depreciación del euro.
La #TorreEiffel estuvo cerrada el jueves 2 de octubre debido a una huelga nacional en Francia contra las medidas de austeridad propuestas.
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Algunos turistas se enteraron del cierre al llegar a visitar el monumento, aunque se mantuvo el acceso al recinto bajo el mismo. pic.twitter.com/9iv3wDZIYI
La amenaza del déficit excesivo
La crisis no podría haber llegado en un momento más delicado. Francia ya se encuentra bajo un Procedimiento de Déficit Excesivo por parte de la Comisión Europea, un mecanismo que se activa cuando el déficit de un país supera el 3% de su PIB. El déficit francés alcanzó el 5,5% en 2023, y la deuda pública supera el 110% del PIB.
Bruselas ha exigido a París un plan creíble para restablecer el orden en sus finanzas públicas.
Sin embargo, con un gobierno en funciones y un parlamento bloqueado, la capacidad de Francia para implementar recortes de gasto o reformas impopulares es prácticamente nula. La economista de ING, Charlotte de Montpellier, advierte que la parálisis podría dejar el déficit rondando el 5% del PIB en 2026 y elevar la deuda pública por encima del 116%.
“Es probable que la Comisión adopte una postura más dura con Francia”, afirma, lo que podría derivar en sanciones y una mayor supervisión por parte de las autoridades europeas. La crisis política interna amenaza con convertirse en un enfrentamiento directo con Bruselas.