El cáncer de tiroides, una proliferación celular que se origina en una glándula en forma de mariposa situada en la base del cuello, se ha vuelto más común de lo que se podría pensar. Esta glándula, ubicada justo debajo de la “nuez de Adán”, tiene una función esencial: producir hormonas que controlan procesos corporales como el ritmo cardíaco, la presión arterial y la temperatura corporal.
¿Por qué el cáncer de tiroides es considerado una enfermedad “silenciosa”?
Inicialmente, esta enfermedad podría no mostrar ninguna señal de alerta, pero con el tiempo, su avance puede manifestarse a través de diversos síntomas. Un bulto o nódulo en el cuello, una sensación de opresión, cambios progresivos en la voz —incluyendo ronquera—, dificultad para tragar, o hinchazón en los ganglios linfáticos, son algunos de los indicios que podrían presentarse. En caso de experimentar cualquiera de estas señales, es crucial solicitar una consulta médica para recibir una evaluación profesional.
El incremento en la incidencia de esta patología parece estar vinculado a las mejoras en la tecnología de imágenes. Exámenes como tomografías computarizadas y resonancias magnéticas, realizadas para otros propósitos, ahora permiten a los médicos detectar tumores pequeños que responden favorablemente al tratamiento.
El cáncer de tiroides comienza cuando las células de la glándula sufren mutaciones genéticas. Estas alteraciones en su ADN les ordenan multiplicarse sin control, formando una masa tumoral. En la mayoría de los casos, la causa exacta de estos cambios genéticos sigue siendo un misterio.
Existen diversos tipos de cáncer de tiroides, clasificados según las células que componen el tumor. El cáncer papilar es el más frecuente, a menudo detectado entre los 30 y 50 años. El folicular es menos común, afectando principalmente a personas mayores de 50. Otros subtipos, como el de células de Hurthle y el anaplástico, son raros y tienden a ser más agresivos. También existe el cáncer medular, que se origina en las células que producen la hormona calcitonina.
¿Mujeres tienen mayor riesgo de tener cáncer de tiroides?
La enfermedad es más prevalente en mujeres, y los expertos creen que esto podría estar relacionado con los niveles de estrógeno. Otros factores de riesgo incluyen la exposición a altos niveles de radiación y la presencia de ciertos síndromes genéticos hereditarios.
Aunque la mayoría de los cánceres de tiroides tienen un buen pronóstico con tratamiento, existe la posibilidad de que reaparezcan, especialmente si las células cancerosas se dispersaron más allá de la glándula antes de su extracción. El seguimiento médico es clave para monitorear cualquier indicio de recurrencia en áreas como los ganglios linfáticos, los pulmones o los huesos. La prevención general de esta enfermedad no es posible, ya que se desconoce el origen de las mutaciones genéticas. No obstante, para personas con un riesgo hereditario elevado de cáncer medular, la cirugía preventiva es una opción a considerar, la cual debe ser consultada con un especialista en genética.