Este 22 de septiembre, el equinoccio de otoño llega a México, marcando el fin del verano y la bienvenida a días más cortos. Si has notado que te sientes con menos energía, más nostálgico o irritable, no es tu imaginación. Te explicamos la ciencia detrás de cómo este cambio astronómico impacta tu biología y por qué tu cuerpo te pide un plato de pozole o un té de tejocote.
El cambio de estación es un poderoso recordatorio de los ciclos de la naturaleza. Aunque en gran parte de México el clima sigue siendo templado, nuestro cuerpo es increíblemente sensible a la principal modificación del otoño: la disminución de las horas de luz solar. Entender estos procesos es el primer paso para adaptarte y disfrutar de esta temporada.
El cerebro en otoño: ¿Qué es la astenia otoñal?
Lo que sientes tiene un nombre: astenia otoñal. No se trata de una enfermedad, sino de un trastorno adaptativo que afecta a millones de personas. El principal responsable es la reducción de la luz solar.
- Menos luz, menos serotonina: La luz del sol es crucial para producir serotonina, el neurotransmisor del bienestar. Cuando los niveles de serotonina bajan por los días más cortos, es común experimentar tristeza, apatía y ansiedad. Para los casos más agudos, los expertos lo identifican como Trastorno Afectivo Estacional (TAE).
- El cerebro necesita adaptarse: Este reajuste neuroquímico es uno de los principales motivos por los que cambia tu humor con el otoño, haciéndote sentir más vulnerable emocionalmente.
Menos sol, más sueño: El impacto en tus ciclos circadianos
¿Te descubres bostezando en la oficina o con ganas de dormir mucho antes? La respuesta está en la melatonina, la hormona que regula el sueño.
La oscuridad estimula la producción de melatonina. Con atardeceres más tempranos, tu cerebro empieza a liberar esta hormona antes, provocando somnolencia y una sensación general de cansancio en otoño. Estos cambios en el cuerpo por el otoño pueden desajustar tus horarios de sueño, haciendo que te sientas fatigado incluso después de una noche completa de descanso.
Metabolismo y antojos de temporada: La respuesta al frío
El equinoccio de otoño en México no solo afecta tu cerebro, sino también tu metabolismo. Es un mecanismo ancestral de supervivencia que se traduce en nuestros antojos de temporada.
- Necesidad de alimentos calóricos: A medida que las temperaturas bajan, especialmente en las zonas altas del país, el cuerpo instintivamente busca “almacenar” energía para mantener el calor. Esto explica por qué de pronto apetecen más los platillos calientes y sustanciosos como el pozole, los tamales o un atole caliente.
- Metabolismo y frío: Tu cuerpo puede entrar en un modo de “conservación de energía”, haciendo que el metabolismo se vuelva ligeramente más lento. Es una herencia evolutiva para prepararse ante el invierno.
Sistema inmune en alerta: ¿Por qué empiezan los resfriados?
Otoño es sinónimo del inicio de la temporada de enfermedades respiratorias, y no es casualidad. El sistema inmune en otoño también se ve afectado por la falta de luz solar.
La vitamina D, conocida como la “vitamina del sol”, es un pilar para nuestras defensas. Aunque vivimos en un país soleado, pasamos mucho tiempo en interiores y la inclinación del sol en otoño reduce la eficacia de la producción de esta vitamina. Niveles más bajos de vitamina D dejan al sistema inmunitario más expuesto a virus.