El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, viajó este martes al estado de Florida para encabezar la inauguración del polémico centro de detención de migrantes “Alligator Alcatraz”, una instalación rodeada de caimanes y ubicada en una zona ecológica protegida. La cárcel fue construida en un tiempo récord de menos de dos semanas, sobre la pista de un aeropuerto militar abandonado al suroeste de Miami, dentro del ecosistema de los Everglades, considerado uno de los humedales más importantes del país.
La instalación ha generado indignación tanto en organizaciones ambientalistas como en colectivos promigrantes, que denuncian violaciones a las leyes federales de protección ambiental y reclaman el carácter “inhumano” del lugar, diseñado específicamente para albergar a migrantes con antecedentes criminales.
Trump apuesta por un penal aislado y de “bajo costo”
De acuerdo con la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, el centro contará con hasta 5,000 camas, estará rodeado por fauna peligrosa y funcionará como núcleo logístico para lo que el gobierno describe como “la mayor campaña de deportaciones masivas en la historia de Estados Unidos”.
“La instalación está en el corazón de los Everglades y será conocida informalmente como ‘Alligator Alcatraz’. Solo hay un camino de acceso, y la única salida es un vuelo sin regreso. Está aislada y rodeada de fauna peligrosa y un terreno implacable. Tendrá hasta 5.000 camas para alojar, procesar y atender a inmigrantes ilegales con antecedentes criminales. Es una forma eficiente y de bajo costo de llevar a cabo la mayor campaña de deportaciones masivas en la historia de Estados Unidos”, declaró Leavitt.
Sobre los caimanes, Leavitt afirmó que su presencia sirve como elemento de seguridad pasiva: “Bueno, miren, cuando tienes a asesinos, violadores e individuos que han cometido crímenes atroces en un centro de detención rodeado de caimanes, sí, creo que es un disuasivo para que intenten escapar”.
Críticas por impacto ambiental y legalidad del proyecto
La cárcel, cuyo nombre hace referencia a la famosa prisión de Alcatraz y a los caimanes que habitan en los humedales, ha sido duramente cuestionada por asociaciones ecológicas. Argumentan que la instalación se construyó sin consultar los protocolos ambientales necesarios y que pone en riesgo a una región rica en biodiversidad, que es hábitat de especies en peligro.
La idea de levantar este penal surgió el pasado 18 de junio, cuando el fiscal general de Florida, James Uthmeier, propuso usar la base aérea como sitio de contención para migrantes. Desde entonces, se desplegaron decenas de carpas de gran tamaño, similares a las que se utilizaron durante la pandemia de COVID-19, en un esfuerzo por ampliar la capacidad de detención con rapidez.
La operación del centro requerirá una inversión anual cercana a los 450 millones de dólares, según lo confirmado por Tricia McLaughlin, portavoz del Departamento de Seguridad Nacional, en declaraciones al The New York Times.