El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció una ofensiva cultural dirigida al Museo Smithsonian, al ordenar que se eliminen de sus exhibiciones todas aquellas ideologías inapropiadas, divisivas o consideradas antinorteamericanas.

La medida fue confirmada en una publicación de Trump en su red social Truth Social, donde acusó a los museos de enfocarse únicamente en aspectos negativos de la historia del país.

“El Smithsonian está FUERA DE CONTROL, donde todo lo que se discute es lo horrible que es nuestro país, lo terrible que fue la esclavitud y lo poco que han logrado los desfavorecidos. Nada sobre el éxito, nada sobre el brillo, nada sobre el futuro”, escribió el mandatario.

La orden de Trump y el papel del Departamento del Interior en el Smithsonian

Trump también instruyó al secretario del Interior, Doug Burgum, restaurar propiedades federales, monumentos, parques y estatuas que —según él— habían sido removidas o modificadas de manera indebida durante los últimos cinco años.

El presidente justificó su decisión alegando que los museos del Smithsonian estaban alejándose de su función principal de celebrar el excepcionalismo estadounidense y que, en cambio, estaban promoviendo narrativas que dividían a la sociedad.

La revisión del Smithsonian bajo presión política

La Casa Blanca solicitó una revisión sin precedentes del contenido, los procesos curatoriales y la planificación de exhibiciones futuras en el Smithsonian. La orden incluyó la entrega de correos electrónicos internos, copias digitales de carteles y etiquetas de galería actualmente en exhibición.

Según tres asesores de Trump, el objetivo es garantizar que las instituciones culturales se alineen con la directiva presidencial de eliminar narrativas partidistas y restaurar la confianza en los museos nacionales.

Lonnie Bunch III, secretario del Instituto Smithsonian desde 2019 y primer afroamericano en ocupar el cargo, ha defendido la necesidad de abordar la historia completa, incluida la esclavitud, para comprender el pasado del país.

Expertos como Janet Marstine, especialista en ética de museos, advirtieron que las demandas del gobierno ponen al Smithsonian en “una situación de fracaso”, ya que es imposible rediseñar colecciones y contenidos con tanta rapidez.