Un año ha pasado desde que el huracán Otis arrasó Acapulco , Guerrero, dejando tras de sí un panorama desolador. La emblemática Costera Miguel Alemán, principal avenida de la zona hotelera, se convirtió en un escenario de destrucción, con árboles y palmeras caídos, edificios dañados y vehículos destrozados.
A un año del huracán “Otis”, Acapulco continúa en la reconstrucción
Habitantes de Acapulco no olvidan el paso de “Otis”
Reynaldo Ortega López, quien repara lanchas y yates, recordó la intensidad del impacto: “Muy fuerte estuvo aquí en Acapulco como nunca. En ningún lugar le había pegado como le pegó a Acapulco”. Aunque gran parte de la infraestructura ya se ha recuperado, los daños materiales asegurados superaron los 39 mil millones de pesos, y algunos hoteles aún no han logrado levantarse.
Las comunidades más afectadas continúan enfrentando los estragos de la tormenta. Néstor César Figueroa Pérez, prestador de servicios acuáticos, relató las dificultades que vivieron muchas familias: “Las casas se inundaron, algunas llenas de agua. Familias enteras que desgraciadamente perdieron todo”.
La recuperación se vio interrumpida por “Jhon”
Para los pescadores, el año ha sido especialmente complicado. Juan Manuel Navarrete Rivera, presidente de Pescadores y Acuicultores de Plan de los Amates, expresó la frustración de ver su trabajo destruido nuevamente por el huracán “Jhon” , que llegó justo cuando comenzaban a recuperarse: “Nos dejó destruido totalmente. Cuando ya estábamos emocionados, llegó Jhon y arrasó con todo”.
En Puerto Marqués, la situación es similar. Rosa Isela Hernández, restaurantera de la zona, señaló que el camino hacia la recuperación ha sido largo y doloroso: “Apenas nos veníamos levantando y ya vino Jhon y nos dio el golpe final”.
El Club de Yates, aunque ha logrado reponerse, aún muestra vestigios de la tragedia, con decenas de embarcaciones destruidas que son recordatorios mudos de lo sucedido. “Quedó como un basurero. Necesitan un millón de pesos para repararlas, y no todos tienen esos recursos”, comentó Ortega.
A pesar de los desafíos, Acapulco muestra signos de vida. Las calles y avenidas lucen activas, los comercios han reabierto y las playas reciben a turistas de todo el mundo que llegan con la esperanza de apoyar a la comunidad.
El espíritu guerrense sigue intacto, y con cada paso hacia la recuperación, persiste la esperanza de que Acapulco vuelva a brillar.