En el corazón de la colonia Pedregal de Santo Domingo, Abigael Mendoza, conocido como “El Avispón”, ha demostrado que la perseverancia y el amor por el deporte pueden cambiar vidas. Desde su propia lucha contra problemas de salud hasta la creación de una escuela de boxeo en un antiguo basurero, su historia es un testimonio de resiliencia y comunidad. Descubre cómo este boxeador ha inspirado a jóvenes campeones y ha transformado su entorno en un espacio de esperanza y superación.
La lucha de Abigael Mendoza en el boxeo: superación y resiliencia
Abigael Mendoza, apodado “El Avispón”, es un boxeador que ha enfrentado adversidades significativas en su vida, pues hace más de una década, su salud estuvo “contra las cuerdas” debido a úlceras gástricas.
En sus momentos más difíciles, recibió el consejo de hacer ejercicio: “Me dijo que me pusiera a hacer ejercicio, entonces como yo vivo cerca del parque, en las noches yo venía a correr con mi niña”, recuerda Mendoza. Esta decisión no solo mejoró su salud, sino que también lo llevó a transformar su comunidad.
El lugar donde “El Avispón” comenzó su travesía era un camellón en la Avenida Antonio Delfín Madrigal, que solía ser un basurero; sin embargo, con una idea innovadora, convirtió este espacio en una escuela callejera de boxeo: “Me surgió una idea que si podía poner un costalito en el puente… llegué y colgué un costalito y cuando me doy cuenta de que ahí empezaron a llegar los chavitos”, explica Mendoza. Esta iniciativa ha permitido que muchos jóvenes, como Iván y Diana, se conviertan en campeones y entrenadores.
“El Avispón”, un gimnasio que forja campeones y profesionales
La historia de “El Avispón” no solo se trata de boxeo ; es también sobre educación y desarrollo personal. Diana, ahora entrenadora del Club de Box “Avispón”, afirma: “Primero empecé con un bachillerato y luego dije bueno, me aviento la carrera… para poder darles un mejor entrenamiento”. Este enfoque ha permitido que los jóvenes no solo se conviertan en atletas, sino también en profesionales comprometidos con su futuro.
Con el tiempo, el club ha crecido y ahora están trabajando para construir un nuevo ring. Mendoza expresa su entusiasmo: “Ahora vamos a tener nuestro anillo nuevo… luchando para ver qué más proyectos nos vienen”. Este espíritu de lucha y superación es lo que define a “El Avispón” y su legado en la comunidad.
La historia de Abigael Mendoza es un poderoso recordatorio de que incluso desde las circunstancias más difíciles, se pueden generar cambios significativos y positivos.