La peor ola de protestas en Indonesia en años parece haber llegado a una pausa forzada, no por un acuerdo, sino por una dura represión ordenada por el gobierno. Lo que comenzó como una manifestación pacífica contra un polémico subsidio de vivienda para legisladores, explotó en una semana de violencia nacional que ha dejado un sombrío balance: al menos ocho muertos, 20 personas desaparecidas y más de 3,100 detenidos.

La furia, alimentada por la creciente precariedad económica, ha puesto en jaque al presidente Prabowo Subianto, quien se ha visto obligado a hacer concesiones mientras ordena al ejército y a la policía tomar medidas enérgicas contra los manifestantes, a quienes ha llegado a tildar de “terroristas”.

La chispa: un subsidio de vivienda en medio de la precariedad

El conflicto se encendió el lunes pasado frente al parlamento en Yakarta. El detonante fue la aprobación de un subsidio mensual de vivienda de 50 millones de rupias (unos 56 mil pesos) para los legisladores, una cifra que es más de diez veces el salario mínimo promedio del país. Para una población que lucha contra el estancamiento de los salarios y el aumento del costo de vida, la medida fue vista como una provocación.

“El poder adquisitivo de la gente es bajo y estamos pasando apuros aquí", declaró a nuestro aliado CNN Daniel Winarta, del Instituto de Asistencia Legal de Yakarta. “Nuestros representantes parlamentarios están haciendo alarde de su riqueza... no nos representan”. La protesta, inicialmente liderada por estudiantes y sindicatos, canalizó meses de frustración económica acumulada.

La muerte que encendió la mecha

La situación se tornó mortal el jueves por la noche. Durante un enfrentamiento en Yakarta, un vehículo policial blindado atropelló y mató a Affan Kurniawan, un conductor de mototaxi. Su muerte fue la chispa que transformó las manifestaciones en una explosión de ira a nivel nacional.

Durante el fin de semana, miles de personas en todo el archipiélago salieron a las calles, incendiando edificios legislativos en varias ciudades y saqueando las residencias de algunos parlamentarios, incluyendo la de la ministra de Finanzas, Sri Mulyani Indrawati. La tensión fue tal que la plataforma TikTok suspendió su función de transmisiones en vivo en el país para evitar la propagación de imágenes violentas.

La doble respuesta de Prabowo: concesión y mano dura

Acorralado por la crisis, el presidente Prabowo Subianto, quien tuvo que cancelar un viaje a China, ofreció una doble respuesta. Por un lado, una concesión: el domingo anunció que los partidos políticos habían llegado a un consenso para reducir los beneficios de los legisladores. Por otro, una amenaza: ordenó al ejército y a la policía una represión contundente contra “alborotadores y saqueadores”, llegando a insinuar que la violencia se asemejaba a actos de “terrorismo y traición”.

sta retórica fue duramente criticada por Amnistía Internacional Indonesia, cuyo director, Usman Hamid, advirtió que etiquetar así a los manifestantes ignora las legítimas causas económicas que originaron la protesta.

Muertos, detenidos y 20 desaparecidos

Tras una semana de caos las autoridades han confirmado la muerte de al menos ocho personas en los disturbios. La Policía Nacional ha informado del arresto de 3,195 personas en todo el país, 1,240 de ellas solo en la capital. La cifra más alarmante, sin embargo, llegó en las últimas horas, cuando una ONG de derechos humanos denunció que al menos 20 personas se encuentran desaparecidas tras la ola de protestas y la posterior represión policial.