Chile eligió a José Antonio Kast como su próximo presidente con una victoria contundente. Kast superó a la candidata comunista Jeannette Jara con el 58.16 por ciento de los votos, convirtiéndose en el presidente electo con más sufragios en la historia de la nación: más de 7.2 millones.

El triunfo refleja el hartazgo tras cuatro años de gobierno socialista, donde los chilenos vieron un retroceso en seguridad, inmigración y economía. Kast propuso un gobierno de “mano dura” contra el crimen organizado y la delincuencia común, además de recortar el gasto público, convenciendo a los electores cansados de la inseguridad.

El mapa que cambió: La ola anti-comunista no solo en Chile

La elección chilena no es un caso aislado, sino la confirmación de una fuerte tendencia regional. El mapa político de Iberoamérica ha visto un giro claro hacia la derecha y el conservadurismo, impulsado por el fracaso de los gobiernos radicales:

  • Argentina (2023): Javier Milei derrotó al kirchnerismo.
  • Paraguay (2023): Santiago Peña se impuso a la izquierda.
  • República Dominicana (2020) y El Salvador (2019): Luis Abinader y Nayib Bukele lograron triunfos y reelecciones basadas en la seguridad y el rechazo a las élites tradicionales.

Este patrón es una señal de que las sociedades están castigando el estancamiento económico y la falta de seguridad.

Bolivia: La destrucción tras años de socialismo

El presidente boliviano, Rodrigo Paz , asumió el gobierno el mes pasado, heredando un país en crisis. Después de casi 20 años de gobiernos socialistas, Bolivia enfrenta escasez de dólares, alta inflación, falta de combustible y un sistema de salud colapsado, todo enmarcado en una corrupción rampante.

Paz prometió un cambio drástico: “No habrá más persecución política en Bolivia. El Ministerio de Justicia ha muerto, y lo vamos a enterrar, bien enterrado, para que el terrorismo de Estado nunca más persiga a los bolivianos”, declaró, subrayando el autoritarismo que buscan dejar atrás.

Por qué los ciudadanos le dicen “basta” al populismo

El denominador común de este cambio regional es el hartazgo. Las sociedades están reaccionando al fracaso de los gobiernos populistas en cuatro pilares:

  1. Seguridad: Aumento de la extorsión y el crimen organizado.
  2. Economía: Estancamiento y crisis de escasez.
  3. Corrupción y Autoritarismo: Uso del poder para la persecución política y el beneficio personal.

La victoria de Kast en Chile y los cambios en otros países muestran que Iberoamérica está buscando la reconstrucción de la legalidad y la libertad.

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