Hoy, al inicio del mes de julio del 2025, la muy poderosa y productiva industria agrícola de Estados Unidos está en grave peligro de sufrir pérdidas de billones de dólares, debido a lo que en Washington pomposamente llaman “la ofensiva contra la inmigración del presidente Donald Trump”.
La prensa de los estados agrícolas tiene información fresca, diaria, que seguramente a los agricultores del país les crea sudor frío en la espalda cada vez que lo leen, lo ven o lo escuchan.
Una crisis anunciada
Hoy, en los estados agrícolas como California, Texas y Pensilvania ya no saben qué hacer para encontrar gente que esté lista para trabajar sembrando, cuidando y levantando cosechas. Esto que ocurre no es más que la confirmación de lo que todos vieron venir: a Donald Trump se le pasó la mano.
¡Más impuestos!
— Fuerza Informativa Azteca (@AztecaNoticias) July 7, 2025
Donald Trump hace llegar cartas a jefes de Estado de Corea del Sur y #Japón para informar sobre un 25% de aranceles a partir del 1.º de agosto. pic.twitter.com/t2m76AouJK
El peor chiste es que, aun ante esta crisis, en los círculos presidenciales en Washington existe un conflicto entre quienes ven esta realidad y quienes quieren incluso endurecer las medidas contra los trabajadores migrantes sin papeles. Se olvidan que esos migrantes han sido clave en el desarrollo de la agricultura estadounidense por los últimos 50 años.
A pesar de que la industria agrícola ha buscado en la tecnología formas de no depender de la mano de obra indocumentada, muchas cosechas siguen sujetas en gran medida a que esta siga como hasta ahora.
El debate en Washington se centra en cómo encontrar y mantener el equilibrio: cumplir la promesa de Trump de no tener indocumentados y, al mismo tiempo, satisfacer las necesidades laborales en la agricultura y en otras industrias como el empaquetado de carnes, los restaurantes y la hotelería.
El sucio secreto: Una dependencia inconfesable
Trump sabe perfectamente que son los mexicanos y los centroamericanos quienes plantan, cuidan y cosechan las frutas, vegetales y granos que alimentan a 340 millones de estadounidenses. Además, mantienen las economías de la mayoría de los estados del medio oeste con las ventas de sus granos a México y Latinoamérica.
El secretito sucio en Estados Unidos es que su agricultura, de la que depende tanta gente, ha dependido, a su vez, de los trabajadores a quienes nunca les han dado un camino a la legalidad. Lo admirable es que esos trabajadores hayan tolerado el maltrato histórico, los bajos sueldos y el mínimo de prestaciones laborales, mientras cumplen con su obligación de pagar impuestos.
Zonas enteras como el medio oeste, donde están ubicados estados como Iowa, Indiana, Illinois y Minnesota, dependen de que los inmigrantes indocumentados sigan trabajando en sus campos.
Estados con alta contribución al PIB Agrícola
Para ser muy claro, los 50 estados de la Unión Americana tienen actividades agrícolas que contribuyen a sus economías, pero el impacto es mayor en algunos de ellos.
- Dakota del Sur: Es el estado con la mayor participación de la agricultura en el PIB Nacional (5,78%). Irónicamente, Kristi Noem, actual secretaria de Seguridad Interna y principal perseguidora de inmigrantes, daña la agricultura de su propio estado para mantener contento a Trump.
- Nebraska: Aporta el 4,62% al PIB estadounidense.
- Dakota del Norte: La agricultura representa el 4,46% de su PIB.
- Iowa: La participación de la agricultura en el PIB es del 4,30%.
- Idaho: Tiene una participación del 4,28%.
Estados con Alto Valor de Producción Agrícola (2023):
- California: Lidera el país como el mayor productor en términos de valor de ventas.
- Iowa
- Nebraska
- Texas
- Illinois
Estados con una Alta Proporción de Agricultores en la Población:
- Dakota del Sur: 5,61% de la población.
- Dakota del Norte: 5,59% de la población.
- Iowa: 4,8% de la población.
- Nebraska: 4,08 % de la población.
- Montana: 4,01 % de la población.
Posibles alternativas sobre la mesa
Ahora que conoce el tamaño de la afectación, le debo informar que las operaciones de control migratorio ya interrumpieron las actividades agrícolas. Como consecuencia, la producción podría desplomarse para finales de este 2025 en más de 30,000 millones de dólares.
Reemplazar a los trabajadores indocumentados es un enorme desafío, precisamente porque se trata de trabajos mal pagados, realizados con el mínimo de cuidado y protección. La automatización no siempre es una solución viable o inmediata.
Apenas le está cayendo el veinte a Trump de que esos migrantes sin documentos contribuyen a la economía y no son fácilmente reemplazables. Por ello, su gobierno comunicó a la industria que está dispuesto a trabajar con ellos para resolver sus necesidades. Esto necesitaría incluir opciones para emitir pases temporales. (Nadie quiere otro programa bracero).
La propuesta más importante que se considera consiste en crear un nuevo tipo de permiso de trabajo para inmigrantes indocumentados que ya trabajan en la agricultura.
Elementos clave del plan propuesto:
- Permitiría a los trabajadores permanecer legalmente, seguir trabajando y pagar impuestos, pero sin un camino hacia la ciudadanía.
- Los agricultores avalarían a trabajadores específicos, protegiéndolos de la deportación.
- Podría haber un proceso de legalización solo para ellos, sin incluir a sus familias, que tendrían que quedarse o regresar a sus países.
- Los permisos darían la oportunidad de salir del país y reingresar legalmente, patrocinados por un empleador.
La pelea interna y la realidad económica
Cuidado, nada está decidido aún. La pelea entre los ideólogos cercanos a Trump continúa. Stephen Miller, principal asesor de Trump en migración, argumenta que las deportaciones masivas forzarían al mercado a ofrecer salarios más altos y mejores prestaciones para atraer a trabajadores estadounidenses.
Obviamente Miller, que no es economista, parece ignorar que eso aumentaría drásticamente los precios.
El ejemplo de las fresas: Los agricultores pagan a los migrantes de $2.00 a $3.00 dólares por cada 8 libras de fresas que recogen. Ningún ciudadano estadounidense acepta ese pago. Imaginemos triplicar el pago para un trabajador estadounidense, a $6.00 o $9.00 dólares. El precio de la canasta de fresas en el campo se triplicaría a $4.80, y ya puesta en el mercado, su precio final aumentaría del $3.60 actual a $10.80. ¿Quién pagaría más de 10 dólares por un puñado de fresas? Los agricultores se irían a la bancarrota en tres meses. Por esto, más organizaciones agrícolas demandan reformar el programa de visas H-2A. El problema es que este solo permite a los trabajadores permanecer nueve meses, cuando actividades como la lechería o el empaquetado de carnes duran todo el año.
Trump dice que es el presidente más inteligente de la historia. Pero si usted examina los elementos, se dará cuenta de que no es que los otros presidentes no lo hayan pensado; es exactamente lo contrario. Lo pensaron bien y se dieron cuenta del daño que le harían a Estados Unidos.
Si lo hubieran hecho, se hubiera vuelto obvio, como hoy, que el secretito más sucio en EE. UU. es que su economía sufriría sin la explotación diaria de los trabajadores migrantes ilegales.