Una nueva iniciativa en Italia está transformando un pasatiempo tradicional en un rol cívico remunerado y voluntario. Municipios del país han comenzado a contratar formalmente a jubilados, conocidos popularmente como “umarells”, que vigilan obras y todo lo relacionado con la calidad y el progreso de las mismas.
El programa busca aprovechar la experiencia técnica de los ciudadanos mayores, manteniéndolos activos y mejorando la infraestructura local.
Estos “supervisores” se encargan de vigilar los sitios de construcción, informar sobre posibles fallos o retrasos y asegurar que los materiales y procedimientos sean los correctos. Lo que antes era una observación informal desde el otro lado de la valla, ahora es una contribución estructurada y valorada por la comunidad.
El modelo de Villasanta
El municipio de Villasanta, en la provincia de Monza, lidera la implementación de este programa. Bajo la dirección del alcalde Lorenzo Galli, ocho jubilados con perfiles técnicos fueron seleccionados para monitorear el estado de calles, parques y carreteras.
El objetivo es utilizar su experiencia para el beneficio de la comunidad y fomentar la participación ciudadana. La selección se basa en la experiencia previa de los candidatos en sectores como la ingeniería o la construcción.
Il Guardian racconta gli umarells: «Sono i pensionati ficcanaso con le mani dietro la schiena» https://t.co/gFCZK1uiZ1
— Corriere di Bologna (@corrierebologna) May 26, 2025
Beneficios y respaldo del sector
La medida ha sido bien recibida. Giovanni Rossi, un ingeniero retirado de 68 años, lo considera una forma “gratificante de seguir contribuyendo”. El sector de la construcción también apoya la idea.
Laura Secchi, directora de la asociación de constructores Ance Cremona, afirma que la colaboración “mejora la calidad de los proyectos” y valora el conocimiento de los adultos mayores. La ciudad de Cremona ya estudia adoptar un programa similar, viendo el potencial para aumentar la eficiencia y la seguridad.
Antecedentes y reconocimiento cultural
La idea de involucrar a los “umarells” no es completamente nueva. Riccione implementó un programa similar en 2015, asignando 11 mil euros para que jubilados contaran camiones y vigilaran sitios de construcción.
Por su parte, Bologna ha reconocido la importancia cultural de esta figura, dedicándoles la “Piazzetta degli Umarells” en 2017, además de inspirar calendarios y aplicaciones móviles.
NOTIZIA INCREDIBILE
— Danilo Masotti (@umarells) February 23, 2023
Volevo segnalarvi che in PIAZZETTA DEGLI UMARELLS non ci sono più i cartelli di PIAZZETTA DEGLI UMARELLS@comunebologna pic.twitter.com/ryedFOuGOu
Estas iniciativas convierten a una figura tradicionalmente pasiva en un agente activo de control y calidad. Al profesionalizar al “umarell”, las ciudades italianas no solo mejoran su infraestructura, sino que también crean un nuevo modelo de envejecimiento activo que aprovecha la experiencia y combate el aislamiento social de sus ciudadanos mayores.