La Ciudad del Vaticano despertó con la sensible noticia de que el Papa Emérito Benedicto XVI murió este sábado 31 de diciembre a los 95 años, situación que conmocionó a la Iglesia Católica y provocó miles de reacciones alrededor del mundo, pues se trata del sucesor de Juan Pablo II y quien mantuvo la tradición de modificar su nombre para asumir su cargo como nuevo jefe del estado católico.
En el día de su muerte, recordamos el motivo por el que Joseph Aloisius Ratzinger, de origen alemán, cambió su nombre a Benedicto XVI para ejercer como Papa; cuál fue su inspiración para continuar con el legado de Benedicto y desde cuándo los sumos pontífices tienen la facultad y libertad para escoger un nombre de acuerdo con su gusto.
¿Por qué el Papa Benedicto XVI cambió su nombre como Joseph Ratzinger?
Como todos los papas desde hace siglos, Ratzinger tuvo la facultad de elegir un nombre a su gusto y sin ninguna normativa que lo limite, por lo que en 2005 escogió asumir como Papa Benedicto XVI. El motivo por el que eligió este nombre fue para rendir honor uno de sus predecesores, el Papa Benedicto XV, quien guió a la Iglesia Católica entre 1914 y 1922 y estuvo presente durante la Primera Guerra Mundial.

De acuerdo con sus palabras para ACI Prensa, la razón por la que Joseph Ratzinger escogió Benedicto XVI como su nombre fue para relacionarse “idealmente con el venerado pontífice Benedicto XV, que ha guiado a la Iglesia en un periodo atormentado por el primer conflicto mundial”, aseguró el cardenal que estuvo al frente del Vaticano hasta 2013, en un sorprendente retiro.
“Fue valiente y auténtico profeta de paz, y actuó con extrema valentía desde el inicio para evitar el drama de la guerra y después al limitar las nefastas consecuencias”, describió el Papa Emérito Benedicto XVI, en un discurso con el que confirmó su conocimiento bélico, ya que en el pasado estuvo relacionado con los orígenes de la Alemania Nazi, debido a su lugar de nacimiento.
¿Por qué los Papas cambian de nombre?
Esta tradición surge en el siglo 533, cuando Mercurio consideró que su nombre tenía un orígen pagano y optó por continuar como Papa Juan II, en honor y reconocimiento al Papa Juan I, de acuerdo con la enciclopedia Britannica. Juan I fue líder de la Iglesia 10 años antes que el Papa Juan II y pasó a la historia como el primero que visitó Constantinopla.
Desde este momento, los cardenales tienen la libertad para escoger su nombre de forma libre y sin restricciones, aunque se empezó a volver popular hasta mediados del siglo XI.